ENTREVISTA
Foto: ArjonaFoto: Arjona

Sebastián Castella: la reaparición de un líder

Gonzalo I. Bienvenida
lunes 25 de diciembre de 2023
Triunfador en Madrid y Sevilla, donde abrió la Puerta del Príncipe, el diestro francés ha sido uno de los nombres propios del curso en su vuelta a los ruedos

-La sonada reaparición empezó con una fuerte lesión.

-Mi vuelta era con la misión clara de recuperar el sitio que me he ganado durante todos los años que he estado en activo. Tenía ganas de recuperar lo que es mi vida, con respeto al público, a la afición y al toro. Apostamos fuerte para estar al nivel donde lo dejé, que es tremendo. En Castellón un toro me fracturó tres vértebras. Reaparecí en Arles, primera corrida de mi vuelta en Francia, lo cual significaba un compromiso muy fuerte y con la primera figura del momento que es Roca Rey con una corrida de La Quinta. Fue un momento anímico duro para mí ya que sabía la expectación que había pero por querer reaparecer anticipadamente no pude estar al nivel que debía. Roca triunfó con fuerza, yo me tuve que conformar con echar la tarde hacia delante. Me dejó tocado. Mi toreo ha sufrido una vuelta de tuerca tras mi retirada que quería mostrar por encima del triunfo, pero no pude desarrollarlo. No estaba bien.

“Soy un ganador y eso me ha llevado a estar siempre comprometido”

-¿Cómo surgió la idea de volver a los ruedos?

-Llevaba unos nueve meses aislado, sin contacto con el toro. Un día, sin pensarlo, mientras pintaba uno de mis capotes, empecé a torear de salón. Fueron pasando las horas y seguía con el capote en la mano, frente a un espejo, explorando, ensayando, sin un fin de entrenamiento. Al día siguiente ya solo pensaba en volver a coger ese capote, en buscar el vuelo que el día anterior había intuido. Se despertó la pasión por el toreo que tenía dormida, me olvidé de preocuparme si tenía por delante algún compromiso o no, solo quería rebuscar en mi interior. Estando en activo solo piensas en el triunfo, en sacar partido a los toros… pero cuando te tiras horas frente a un espejo probando cosas con el capote y con la muleta uno se da cuenta que lo que le alimenta es el torear bien. Son cosas íntimas, pero así lo sentía. Se me despertaba la ilusión de volver a dominar al toro, de poder expresar lo que sentía si me diera la oportunidad, de hacer el toreo que me gusta.

Foto: Arjona

-Volviendo a este 2023, el arranque no fue nada fácil. Hasta que llegó Madrid y lo cambió todo.

-Empecé con la cara partida. Por las razones físicas que he comentado y otros factores como la espada, pasaban las corridas sin salir las cosas. La verdad que fue duro. Llegué a Sevilla, hubo un toro que se dejó diez muletazos y se rajó por lo que no pude hacer nada más. Llegué a Jerez y ocurrió lo mismo. La verdad que estaba desmoralizado. Tengo capacidad para encajar los golpes y he aprendido a tener paciencia pero lo estaba pasando mal. Llegó Madrid, cambié la moneda, salió el segundo toro, con un vendaval. No puedo decir que lo cuajé porque soy muy exigente conmigo mismo, pero sí le pude dar unos muletazos de mucha entrega, de mucho toreo, de mucho temple y ritmo. Ahí la gente vio el concepto renovado de Castella. Cambió el sino de la temporada, empecé a disfrutar de verdad. Para estar tantos años en esta profesión hace falta esa ilusión por ir a mejor.

“En Sevilla salí muy relajado y muy metido, y apareció la verticalidad y estética que estoy buscando en esta fase de mi toreo”

-Con la madurez, ¿pesa más esa responsabilidad?

-La responsabilidad está ahí, quizás ahora más que nunca. Uno aprende a disfrutar cuando sale un toro bueno pero sin dejar de respetar al público de cualquier plaza. Es fácil decir que uno disfruta en la cara pero no es tan fácil hacerlo. Soy un ganador, eso me ha llevado a estar siempre comprometido. También me ha pasado esta temporada después de San Isidro, con todo ya demostrado seguí al mismo nivel de compromiso o incluso más.

-Con Madrid hay una comunión especial. Puerta grande en San Isidro y a punto de volver a abrirla en Otoño.

-La afición de Madrid es distinta. La respeto muchísimo. También al tendido 7 que cuenta con grandes aficionados que están todas las tardes del año en la plaza. Tienen una visión del toreo y del toro que merecen un respeto. Les he escuchado, he intercambiado ideas con ellos y he visto que hay un fondo de afición importante. Hay ganaderos, hay aficionados de muchos pueblos y hay aficionados con generaciones detrás de abonados en Madrid. Bendita responsabilidad la que genera ser un torero de los predilectos de esta exigente afición. Me siento respetado en esta plaza desde siempre, que es la más importante del mundo, te aprietan pero se entregan. En San Isidro viví la pasión con la que responden al toreo más comprometido. En Otoño demostraron la sensibilidad que tienen, me obligaron a dar esa vuelta al ruedo. Sabía que si me hubiera funcionado la espada hubiera sido un triunfo importante pero me iba a conformar con saludar. Estaba triste pero con su respuesta Madrid me reconfortó. Sentí un reconocimiento mayor que algunas tardes que he salido a hombros.

-Fue una faena de mucha tensión con ese manso encastado de Cortés.

-En las declaraciones a Onetoro me equivoqué diciendo que no había sido una faena artística. En caliente no se analizan bien las cosas. Cuando vi las imágenes me di cuenta que hubo pasajes en la faena de mucha calidad, metiendo la cadera, desmayado. Todo eso llegó tras jugarme la vida. Fue un toro serio, un tío, muy complicado en la lidia. Mantuve la mente fría, fijándome en las cosas buenas que apuntaba dentro de todo lo evidente. La cuadrilla estuvo cumbre, lo tengo que decir.

Ilustración: Carmelo

-La otra gran cima de la temporada fue la Puerta del Príncipe de Sevilla.

-Sevilla es como mi casa, llevo más de veinte años viviendo allí. Siempre me ha esperado, a veces ha sido fría conmigo pero porque yo he sido frío por la responsabilidad añadida que te hace que te cueste soltarte pero en esta vuelta ha sido diferente. Tal como venía la temporada, salí muy relajado, salí muy metido. Apareció la verticalidad y estética que estoy buscando en esta fase de mi toreo. Estando delante del toro me decía a mí mismo lo afortunado que soy de poder vivir esto en esta plaza vestido de luces. Me entregué totalmente disfrutando cada momento. Me emociona recordar la salida por la Puerta del Príncipe, fue un clamor. Ha merecido la pena esperar tanto para sentirlo.

-Dos tardes seguidas que afrontó de manera distinta.

-Ese día me acompañó mientras me vestía mi amigo y gran artista Diego Ramos, que me suele acompañar mucho. Conversamos de arte, de la temporada, de las sensaciones. Llegué a la plaza feliz, todo fluyó. Lo que viví después ya lo he contado, por la noche nos hablaron de torear al día siguiente en la sustitución, quiero agradecer públicamente a un torero tan grandioso como es El Juli que me haya permitido estar ese día con él. Ese día, por ser tan especial, por ser su día, estaba más nervioso que el día anterior en el que había conseguido la Puerta del Príncipe. Me gustaría decir algo, con todo el corazón, si ese día hubiera tenido más suerte y hubiera estado tan relajado como el día anterior no habría querido salir a hombros por respeto a mi compañero Julián, era su despedida y tenía claro que tenía que respetarlo de esa forma.

-¿Cómo siente su evolución ante el toro?

-Con el capote se han apuntado cosas pero no he logrado cuajar ningún toro tan bien como quiero. Con la muleta sí se ha visto esa estética, esa verticalidad. Y con la espada he cogido una forma de matar muy diferente, más pura, me gusta más aunque también se arriesga más.

 

La rivalidad con Roca Rey

En el mano a mano de Arles saltaron chispas. Son dos toreros del mismo palo con los mismos mimbres aunque con distinta personalidad. Por ese motivo, muchos pensamos que ese duelo entre Roca Rey y Sebastián Castella era uno de los platos fuertes de la ya pasada temporada 2023. El francés comprende el “agarrón” pero no ahonda en la rivalidad: “Es el torero del momento y claro que hay rivalidad porque yo quiero ser siempre el mejor. Me motiva torear con él pero no puedo decir que me motive más que torear con Morante, que me fascina, por ejemplo. Para mí la rivalidad es entregar todo tu talento, todas tus ganas de triunfo, todo tu ser, con el único fin de expresar de la mejor manera posible tu toreo”.

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