Una faena cálida, despaciosa y honda de Eduardo Gallo en la Plaza México ha dado un bálsamo y un golpe de calidad a la carrera del salmantino. Un manojo de naturales largos y encajados encendió la sensibilidad de los aficionados y vinieron a dar credibilidad y sentido a un torero con mucho que aportar. Una oreja como colofón a veinte días que han servido para que Gallo descubra México y México descubra a Gallo. Una experiencia única y distinta. Una conquista, una ilusión.
“Disfruté mucho toreando al natural en la México, fue de esas faenas que se saborean por el ritmo y la despaciosidad. Guardo muchas sensaciones, fue de esas tardes que se recuerdan porque hubo calidad y sentimiento”
“Las orejas son muy importantes y hay que cortarlas pero también es importante trazar un camino, una línea de torería y buen gusto”
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