Las reglas del mano a mano son muy simples: dos toreros y seis toros. Seis y no cuatro. Un mano a mano no implica necesariamente rivalidad y en la historia reciente abundan las corridas de dos espadas. Dos por conveniencia. A un apoderado tan agudo como Enrique Martín Arranz la apuesta le resultó tentadora y rentable en los años 90. A su vez, la apuesta tuvo gancho provocador. Joselito y Ponce fueron entonces compañeros de cartel y rivales unas cuantas veces en manos a mano algo artificiales o forzados.
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