Lo bueno de los momentos malos es que aprendes cosas que jamás enseñan los momentos buenos. Uno trata de no ir de vuelta y de buscar cosas que alteren sus ideas, y resulta que las encuentra en ese lodo asfixiante que es el mal momento. Después de la bestial cogida sufrida en Zaragoza por Mariano de la Viña, se sucedieron horas de una humanidad en grado superlativo. La humanidad sensible del hombre en su estado más puro.
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