Son la extensión en la plaza del capotillo de San Fermín. Profesionales del mundo del toro que velan por la protección de los mozos que cada mañana recorren las calles de Pamplona. Matadores de toros y subalternos navarros unidos por la pasión por el toro. Sergio Sánchez, uno de los cuatro miembros del grupo de dobladores, nos cuenta su experiencia sobre una de las figuras más emblemáticas de los encierros de Pamplona.
“Llevaba tres años como matador y fue la Casa de Misericordia quien me propuso ser doblador. Como navarro y torero, es un orgullo”
“Aunque somos cuatro y tratamos de ayudarnos entre nosotros, en ocasiones estamos indefensos y sientes un poco de impotencia”
“Existía una clara necesidad de localidades como se demostró. En el 67, se acabó el papel tres días y para ninguna corrida se vendió menos que el aforo anterior”
