Borja Jiménez cumple hoy un sueño que tuvo desde bien niño, “hacerme matador de toros en Sevilla de manos del maestro Espartaco”. Y así será. Con Manzanares como testigo, que vuelve a la Maestranza con más ambiente todavía si cabe tras cortar ayer un rabo en Arles.
“Es difícil no tensionarse antes de un compromiso así pero lo estoy logrando. Es un día que quiero disfrutar al máximo porque tomar la alternativa en Sevilla sólo ocurre una vez en la vida”, asegura el joven de Espartinas, quien considera a Espartaco, como “mi segunda familia. Tanto para mí como para mi hermano. Son de Espartinas, les conocemos desde niños. Todo lo que pueda decir de él es bueno. Además fue el propio maestro el que me llamó para decirme que cabía la posibilidad de torear con él el Domingo de Resurrección”.
Ahora se abre una nueva senda para este joven cuya carrera como novillero despegó tras salir por la Puerta del Príncipe de Sevilla el año pasado. “Ahora sé que empieza lo duro y es volver a comenzar un camino incierto”, reconoce antes de admitir: “Mi objetivo es cortar orejas todos los días y ganarme los contratos uno tras otro. No existe otro camino. Mi objetivo a medio plazo es poder entrar en los carteles importantes y alternar con las figuras pero para eso tengo que hacer méritos cada vez que me vista de torero”.
