Pasó la Merced como una sombra. La Merced taurina de Barcelona ya no existe. Fue sentenciada, condenada y ejecutada vilmente en el Parlamento Catalán. Barcelona se quedó sin Merced ni respeto. Barcelona. Cataluña, que durante años fue avanzadilla de la tolerancia, la democracia, la libertad, es ahora un nido de intereses, muchas veces bastardos o altamente corruptos, en busca de un sueño, pesadilla, llamado independencia. Y un lastre para los más incultos hombres de la política catalana que suponían lo que era la fiesta de los toros. Les sonaba a demasiado español y había que quitarla como se quitaba a Franco de las esquinas. Franco y los toros no tenían nada que ver. Franco era un dictador (y los catalanes ejecutores de ahora: más) y la Fiesta un estallido popular, democrático, abierto, limpio y sincero.
