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Talavante, sublime al natural, puerta grande en Zaragoza

FOTOS DE ARJONA DEL FESTEJO

VÍDEO RESUMEN DEL FESTEJO

Gran tarde de toros, repleta de interés, variedad y en la que los tres toreros han podido transmitir lo mejor de sus tauromaquias. Talavante se llevó el gato al agua al cortarle las dos orejas al tercero de la tarde. El extremeño bordó el toreo al natural en Zaragoza. Lo hizo ante un buen toro de Juan Pedro Domecq, que tuvo muy buena condición y transmitió al público. Peleó bien el toro en el caballo en dos encuentros, derribando en el primero de ellos. Lo entendió el torero a la perfección en una faena basada sobre la izquierda, con un toreo al natural sublime, de trazo largo, acompasado y muñeca suelta. Siempre mandando por abajo para imponerse a la bravura del toro y ganar en profundidad. Una tanda sobre la diestra al final fue de toreo caro. La mejor versión de Talavante, que abrochó las tandas con pases de pecho muy largos y una arrucina perfecta. Gran estocada y dos orejas.

El sexto fue un ejemplar deslucido con el que Talavante no pudo rematar una tarde importante para él. Brindó la muerte del toro al doctor Piñal, que le intervino de la lesión de los tendones de la mano izquierda.

Diego Urdiales, que sustituía a Finito de Córdoba, cortó la primera oreja de la tarde frente a su primero, un toro noble de Juan Pedro Domecq. El riojano hizo gala de su buen momento, con un toreo asentado y de gran pureza, dejando muletazos de buen sabor y siempre muy reunido con el juampedro. Mató de una gran estocada y recibió una merecida oreja.

El quinto fue un toro de más a menos. Bien en los primeros compases, se aplomó muy pronto en la muleta. Diego Urdiales le robó muletazos a base de estar en todo momento cruzado y muy asentado en el albero. Tragó lo suyo el torero ante un toro que se quedaba corto. Muy por encima Urdiales. Talavante dejó un ajustado quite por chicuelinas.

El cuarto, un burraco con cara, fue devuelto por flojo. En su lugar salió un sobrero de Torrealta. La de Ponce al sobrero fue una obra de gran maestría y sólo al alcance de muy pocos. Un compendio de su tauromaquia, de impecable y amplia técnica. No fue el de Juan Pedro un toro fácil, que se movió sin humillar, sin ir entregado nunca. Faena que construyó poco a poco sobre la base del temple y una cabeza privilegiada. De menos a más todo. Con la muleta adelantada siempre, embebió muy bien las embestidas tapando la cara para llevarlo largo. Mató de una buena estoca que le valió una oreja importante.

El primero de la tarde fue devuelto tras haber perdido las manos en varias ocasiones. En su lugar salió un sobrero del mismo hierro, muy serio, al que le faltó empuje y raza. Toro a medio gas, por encima del cual estuvo un Enrique Ponce muy templado e impecable técnicamente, preocupado por poner todo lo que le faltaba al toro. Le robó una serie más reunida sobre la diestra. Estocada.

Al comenzar la corrida, la plaza en pie ovacionó una pancarta que rezaba: “Viva la tauromaquia”, del Ateneo Taurino Orson Wells.

Zaragoza. Feria del Pilar. Sábado 11 de octubre. Toros de Juan Pedro Domecq, el 1º devuelto por otro del mismo hierro; el 4º, devuelto por uno de Torrealta; bien presentados, destacando el juego del 2º y 3º. Enrique Ponce: Ovación con saludos y oreja tras aviso; Diego Urdiales: Oreja y ovación con saludos tras aviso ; Talavante: Dos orejas y palmas de despedida. Entrada: Casi lleno. Se desmonteraron Víctor García en el quinto y Juan José Trujillo en el sexto.