Estimados lectores. Esto está así. Madrid, barrio de Vinateros, una rama de árbol grande, podrida, se rompe y mata a un civil que por allí pasada. La alcaldesa Carmena declara compungida, solemne y decidida, que “el árbol es un ser vivo y que, como todo ser vivo, se muere”. Y no pasa nada. Es decir, una alcaldesa lanza una reflexión propia del diván de una consulta de psiquiatra y no pasa nada. No pasa nada porque ya nos hemos acostumbrado a que la estulticia forma parte de este paisaje. O sea, que un árbol es un ser vivo y como tal, se muere, y como la muerte es impredecible, una rama se parte y mata a otro ser vivo. Un hombre. Y no pasa nada.
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