Y es que cuando sale el toro y hay tres tíos en la arena, las emociones se disparan. Y Victoriano del Río ha llevado a Pamplona una gran corrida de toros que ha demostrado que si hay bravura y casta ni pesan los quilos ni asustan los pitones...
Y es que cuando sale el toro y hay tres tíos en la arena, las emociones se disparan. Y Victoriano del Río ha llevado a Pamplona una gran corrida de toros que ha demostrado que si hay bravura y casta ni pesan los quilos ni asustan los pitones. Y de ambos argumentos había en la corrida de hoy cantidades industriales. Un quinto toro de escándalo al que Iván Fandiño le ha cortado las dos orejas, toreando ajustado y con temple y matándolo a ley, ha sido una autentica explosión de nobleza, casta y bravura. Con su primero ya había comenzado el cañoneo. ¿Quién ha dicho que no va a los “sanfermines” porque el público está a lo suyo y se dedica a comer, beber y hacer ruido sin hacer caso de lo que ocurre en el ruedo? ¡Vamos anda!
¡Cómo ha sonado el pasodoble “Manolete” en ese quinto que ha hecho bueno el refrán que asegura que no hay quinto malo! Pese a que ese refrán no nació taurino, sino refiriéndose a que todos los “quintos” que sorteaban eran buenos para ir a la guerra de África, aunque fueran cortos de estatura o estrechos de pecho. Otra emoción de la tarde fue la nobleza del hijo del ganadero, recordando que el semental que ha dado lugar a que a Victoriano le salgan toros como el referido era de la ganadería de aquel señor y caballero llamado Luis Algarra Polera, con cuya amistad me honré. Luego, en el sexto, vendría otro ramalazo de emoción con la garbosa y torerísima composición del maestro Talens de Cullera, “Tercio de quites”, que me puso en trance de recordar los hermosos años de mi estancia en la Valencia de Ibáñez, Canina, Curro Valencia, Fermín Murillo (los cuatro ya en ese lugar desde donde se ven los toros sin sacar entrada), y sobre todo de Benlloch, a cuyo lado se reforzó y adquirió solera mi afición a la Fiesta de los Toros.
¡Lástima grande que a Padilla le haya salido el peor lote y que la espada haya traicionado a Del Álamo! Pero no obstante la tarde ha olido a toros y toreros, a público bueno de verdad y a grandeza. Y es que, repito, cuando sale el toro el del toreo es el espectáculo más bello del mundo. Y en Pamplona. ¡Casi na…!
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Tarde de emociones
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