Justo en el año en el que la divisa roja y pardilla de Antonio Bañuelos celebra sus dos décadas de andadura, la ganadería ha completado el curso más brillante e importante de sus veinte años de existencia. “El balance del año es muy bueno”, explica el ganadero. “Tengo la impresión de haber acabado una temporada en la que nos hemos consolidado”.
Por encima de muchos toros de alta nota y de ponderar una u otra corrida, Bañuelos apuesta por subrayar: “Hay dos matices que me importan mucho y que valoro más allá del buen juego de un toro concreto, la combinación entre tres factores que me parecen esenciales en el toro de lidia: la bravura, la toreabilidad y las hechuras”.
Repasando la campaña que acaba de concluir, Bañuelos precisa el alto índice de regularidad obtenido y la emotividad de la camada. “Además de la calidad que siempre nos ha caracterizado, esta temporada hemos conseguido regularizar la potencia, la transmisión. Los toros se han movido pero siempre empujando la muleta por abajo porque la camada ha humillado mucho, ha desarrollado un alto fondo de nobleza y ha transmitido al público pero con la calidad”, argumenta.
Unos resultados excelentes de regularidad y salpicados de éxitos palpables en plazas del circuito, entre las que sobresale la corrida puesta en pista en la plaza de Las Ventas de Madrid el pasado mes de agosto. "Hubo cuatro toros que tuvieron duración, eso es vital en el toreo actual. El toro debe mostrar su entrega, su codicia, su clase, su manera de descolgar y de perseguir la muleta durante mucho tiempo y muy seguido en el último tercio. Eso lo hicieron los toros de Madrid. Embestir con esa clase y en una plaza como Las Ventas, con ese ruedo tan grande, no es nada fácil. Además quisiera añadir un mérito de la corrida: su empuje en el caballo, recibiendo dos puyazos y viniéndose arriba en el último tercio". ¿Una corrida así en Madrid era el aldabonazo que necesitaba?, cuestionamos. "Como reconocimiento a nuestros toros en plazas de primera, sí".
A lo largo de este ejercicio, la divisa burgalesa ha puesto en juego un total de 67 reses a las que se les han cortado 42 orejas y 2 rabos; a cuatro de sus ejemplares se les ha premiado con la vuelta al ruedo y a uno de ellos -un novillo de nombre "Burebano"- se le perdonó la vida en Francia. La guinda del curso llegó con "Tasador", lidiado por Daniel Luque en Zaragoza. “Fue el toro ideal de nuestra ganadería. Sueño con un animal así. Tuvo lo que yo quiero, que fue bravura y clase”.
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"Tengo la impresión de habernos consolidado"
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