Por fin se ha visto en la Monumental de México una corrida brava y con trapío, sin exageraciones pero maciza y bien encornada. Cuatro toros desorejables de seis lidiados, fue un magnífico porcentaje de oportunidades de triunfo para sus matadores. La plaza registró una buena entrada, seguramente al reclamo de la fama de que llegaba precedido el peruano Roca Rey, al que le tocó bailar con la más fea y no pudo dar su medida ni regalando el sobrero. Evidentemente, la suerte del neófito no estuvo con el pupilo de Campuzano y Ramón Valencia. Y es que el pasado domingo, las bolitas de Paula cayeron todas sobre el galo Castella, que dio una dimensión de figura cumbre del toreo. Los toros eran de Los Encinos, apúntense el nombre.
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2054
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2054 para iPad
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2054 para Android
