El empresario de la plaza de toros de Acho en Lima (Perú), Tito Fernández, ha emitido un comunicado en respuesta -algo que ya hizo hace unos días el propio Roca Rey en sus redes sociales- a un artículo de un medio de comunicación en el que según el propio empresario se atacaba al pueblo peruano. El comunicado íntegro del empresario de Lima es el siguiente:
"Han pasado casi 500 años desde la llegada de los españoles al Perú. Ese encuentro marcó nuestra historia: nos dejó un idioma que hoy compartimos, una religión que seguimos practicando y, sobre todo, un mestizaje que nos dio una cultura rica, diversa y llena de costumbres propias. Entre esas costumbres está la tauromaquia, que desde entonces ha echado raíces en nuestras comunidades y que hoy sigue viva, fértil y fuerte.
El toreo en el Perú no es uniforme. En el norte se vive de una manera, en el centro de otra, y en el sur con sus particularidades. Esa diversidad cultural nos enriquece y demuestra que la tauromaquia aquí no es un adorno importado, una manifestación cultural propia, autóctona, fruto de nuestra diversidad multicultural y del mestizaje que conforma nuestra nación desde hace medio milenio; manifestación y diversidad cultural que el Convenio de UNESCO de 2005 consagra y protege.
Por eso resultan tan injustas y ofensivas las palabras publicadas recientemente en el portal Mundotoro, donde se habla del Perú como un "país indigenista" o como "el tercer mundo del toreo". Porque lo indígena en nuestro país no es un insulto: es raíz, identidad y orgullo. Lo verdaderamente ofensivo es cuando esa palabra se usa con sarcasmo, como si se tratara de una forma de ridiculizar lo nuestro y ponerlo en un plano menor.
No es la primera vez que algunos, desde la distancia, miran al Perú con desdén. Lo hacen como si nuestra tauromaquia fuese un entretenimiento pintoresco, un pasatiempo de provincias o un destino de vacaciones para toreros. Nada más lejos de la verdad. Aquí los festejos son el corazón de muchas comunidades, y el toro bravo tiene un peso social y cultural enorme. Las plazas se llenan, las fiestas se organizan con meses de anticipación y la afición responde con pasión, entrega y respeto.
Mientras en otros lugares el toreo pierde espacio, en el Perú sigue vivo. En nuestros pueblos se celebran más festejos cada año, y se construyen nuevas plazas porque la afición lo exige. Esa vitalidad contrasta con el discurso cansado y elitista de quienes quieren vernos como un lugar marginal.
No olvidemos, además, que desde esta tierra ha surgido una figura que hoy es referencia mundial en el toreo. Ese hecho por sí solo debería bastar para entender que el Perú no es un apéndice ni una excepción, sino una parte esencial del mapa taurino actual.
Por todo ello, no podemos aceptar que se nos encasille en términos reduccionistas ni que se nos falte al respeto. El Perú es una nación taurina con identidad propia, con diversidad y con futuro. Esa es la verdad que vemos cada vez que un toro sale al ruedo en Cajamarca, en Chota, en Tacabamba, en Lima o en cualquiera de nuestras plazas.
A quienes quieran seguir menospreciándonos desde lejos, les respondemos con hechos: aquí la tauromaquia se vive, se respeta y se engrandece. Y lo seguirá haciendo, porque forma parte de lo que somos como pueblo".
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