¡Toma ya Congreso!

Si los que organizan la Fiesta como espectáculo se cansan de trabajar para el Diablo y no licitan a sus pliegos, nuestra plaza de toros caerá primero en manos de algún logrero de los que cogen el dinero y corren y al final ¡kaput!

Ha salido el pliego de adjudicación de la plaza de toros de Albacete. Es cierto que en él se percibe algún interés por parte del Ayuntamiento en favor de las economías más humildes, pero en cuanto a la dinamización de la Fiesta, el citado pliego, carece de atractivos sólidos para que las empresas de cierta categoría se precipiten a concursar.

El mayor es quizás el chocolate del loro de esos 50.000 euros de canon en vez de los 180.000 del año pasado que con los aumentos correspondientes llegaría éste a casi los 200.000; 192.000 para ser más exactos. Pero hay otras circunstancias que hacen de la de Albacete una Feria (porque la Feria es el éxito o el fracaso de la plaza) difícil de defender para una empresa seria y solvente profesionalmente, persuadida de que tiene que ofrecer unos carteles con la flor y nata de los toreros y de la ganadería brava, e intercalando toreros emergentes de los que han dicho algo en el cálido y peligroso verano de Hemingway.

Y las figuras cobran altos cachés, como los ganaderos de postín devengan los suyos. Confeccionados los carteles, échale guindas al pavo de los impuestos y a un IVA de no te menees, especialmente en los llamados espectáculos menores. Y el Ayuntamiento de Albacete ha puesto el huevo de Colón quitando dos novillas -¡Qué poco sentido de la realidad del toreo!-, eso para dar facilidades a la continuidad de la Fiesta. Y luego viene lo de cargar la Escuela Taurina sobre los hombros de la empresa adjudicataria, eso sí quitando del pliego un par de lecciones prácticas y unas treinta becerras. Pero bueno: ¿No habíamos quedado en el célebre Congreso que la Fiesta es cultura, de momento de España y con perspectivas para que sea Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad? Pues señores munícipes -amos y señores de la plaza, que es del pueblo y se levantó con el dinero del pueblo- comiencen ustedes a actuar en consonancia con esa realidad y reconozcan que una Escuela Taurina es tan interesante culturalmente para la ciudad como una Escuela de Música, de Danza o de Pintura, y manténganla y cuídenla a sus expensas con los impuestos de los ciudadanos, como hacen con las de las demás disciplinas culturales. A ustedes lo que les debe de preocupar es que Albacete tenga una gran feria taurina, porque sin los toros la Feria de La Virgen de Los Llanos se queda más coja que Martín Agüero que en paz descanse. Olvídense de utilizar la plaza de la Calle de la Feria como un simple instrumento recaudatorio, y verán como los ciudadanos a la larga se lo agradecerán, con reconocimiento a su labor y hasta con votos.

Porque, la plaza de toros de Albacete no es de las caras precisamente, y que ustedes obliguen por pliego a que se rebajen el cuatro por ciento los abonos y un tres por ciento las demás entradas, así como a abaratar esas mil existentes para jóvenes, parados y jubilados, no significa en sustancia un gran beneficio para aficionados y espectadores. Con no subir los precios y hacer las cosas de manera que desemboquen en unos carteles importantes y atractivos, seguro que los albacetenses se considerarían satisfechos. Y no es que uno esté a favor de que los empresarios ganen más dinero, no; lo que ocurre es que si los empresarios tiran la esponja, se acaba el toreo como espectáculo. Y yo no me figuro a los toreros toreando gratis et amore en las eras.

Perdóneseme la rotundidad, pero si los que organizan la Fiesta como espectáculo se cansan de trabajar para el Diablo y no licitan a sus pliegos, nuestra plaza de toros caerá primero en manos de algún logrero de los que cogen el dinero y corren y al final ¡kaput! Y los antitaurinos se habrán salido con la suya. Sigan, sigan así y verán. Que esto, que es la realidad del toreo, no se arregla con congresos.

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