La espada privó a Tomás Rufo de un gran triunfo el pasado viernes en la Feria de San Isidro. El torero de Pepino ya ha dejado de ser una joven promesa para ser parte de la competencia por copar la parte alta del escalafón, por triunfar e ilusionar a la afición. En su primer paseíllo en el abono cuajó a un gran toro de Victoriano del Río, Alabardero de nombre, al que el sólo (mal) uso de la tizona le hizo arrastrarse con las orejas puestas. Ahora, su próxima cita tendrá lugar en apenas cuarenta y ocho horas, este mismo miércoles, en la corrida de Garcigrande. Un cartel para el que se agotó el papel hace ya tiempo y en el que compartirá paseíllo junto a Morante de la Puebla y Alejandro Talavante.
-Lo primero de todo, enhorabuena por la tarde del pasado viernes. ¿Cómo está y cómo valora su actuación?
-Muchas gracias. Fue una tarde muy bonita para mí, pero también sigo algo contrariado. Cuajé una de las faenas más importantes de mi carrera, pero la malogré con la espada. Me da mucho coraje porque sé lo que cuesta entrar de esta forma en Madrid, pero estoy con mucha moral para las próximas corridas de toros que tengo en esta plaza.
-A pesar del fallo con la espada, no se emborrona el conjunto de una faena que fue importante.
-Sí, al final eso es lo que me alegra. Por fin se ha podido ver mi concepto y la manera en la que yo entiendo el toreo. La verdad es que me entregué y sentir esos olés tan rotundos que solo se pueden sentir en esta plaza, pues no tiene precio. Para mí ha sido una de las tardes más importantes de mi carrera.
-Alabardero fue un gran toro que ya desde el capote marcó su condición. Había que cuidarlo y hacerle las cosas muy bien.
-Sí, la verdad que sí. A mí, personalmente, el toro me gustaba por las hechuras y, aunque era un poquito despegado del suelo, era un toro fino y la expresión de la cara me transmitía cosas buenas. Cuando lo paré con el capote ya vi que tenía cosas muy buenas, que tenía calidad y que podía ser un toro que me sirviese para Madrid. Entonces, intenté cuidar todos los detalles para que el toro llegase vivo a la muleta y creo que acerté. El toro fue muy bueno y en la muleta fue capaz de sacar mayor fondo.
-Ya en la faena de muleta llevó con la mano muy baja al toro, obligándole y pudiéndole… todo ello sin perder la estética y la vertical.
-Hay veces que me he dejado llevar un poco, que he podido forzar la postura de mi cuerpo, pero realmente como yo siento el toreo es así, con la figura erguida, manteniendo la vertical, pero sometiendo a los toros; con la figura relajada. Esa naturalidad, al final, llega mucho más a los tendidos y das una sensación de entrega, de estar relajado… y eso me gusta. Creo que gran parte del público de Madrid estaba deseando verme de esta manera.
-Dentro del conjunto de la faena, destacan dos tandas al natural que hicieron rugir de verdad a Madrid.
-Cuando un torero torea bien con la mano izquierda es una de las cosas más bonitas. Yo como aficionado, cuando veo a un compañero torear bien con la mano izquierda, la verdad que se me ponen los pelos de punta. Ahora, por fin he podido cuajar un toro con la mano izquierda en Madrid. Creo que hubo tandas largas de ocho o diez muletazos, que son las que gustan en Madrid. No puedo explicar con palabras lo que sentí durante la faena porque cuando el público de Madrid se entrega, la verdad que es único. Se me están poniendo los pelos de punta al hablar contigo, sólo con recordarlo. Ojalá y en estos próximos compromisos que me quedan en Madrid sea igual de rotundo, pero esta vez con la ayuda de la espada.
-Podríamos estar hablando, hasta el momento, de la faena más importante de su carrera.
-Sí, no tengo dudas. He tenido triunfos importantes, también tardes fuertes en Madrid, incluso he llegado a salir a hombros de esta plaza, pero nunca había sido tan rotundo como la faena del otro día. Sin llegar a cortar orejas, ha tenido una repercusión muy grande. Ojalá pueda redondear mi feria. Hice una apuesta fuerte al ir tres tardes y ojalá las cosas rueden y salgan como deben salir.
-¿Qué sentía Tomás Rufo cuando Madrid rugía al compás de su muleta?
-Estaba tan metido en la faena, tan concentrado, que aunque está claro que los escuchaba no lo hacía de la manera que se puede llegar a pensar. Sólo pensaba en las entradas, en las salidas de la cara del toro, en que no me tocase la muleta y que fuese todo muy medido. Creo que fue una faena justa, que no me alargué. En el momento en que vi que ya podía cortar las dos orejas, me fui a por la espada. Como he dicho antes, no hay un público igual que reconozca las cosas cuando se hacen bien.
-El toro Alabardero se suma ya una larga lista de buenos toros lidiados por Victoriano del Río en Madrid.
-Es una grandiosa ganadería y a la vista queda que todos los toreros la queremos matar. Es un seguro. Hay veces que no te toca a ti, pero en todas las corridas echa varios toros de triunfo y eso, hacerlo de manera regular, es muy difícil. Yo he tenido la suerte de haber lidiado algún toro fantástico de esta ganadería aquí en Madrid, pero también en Sevilla la tarde en la que abrí la Puerta del Príncipe… cada vez que me anuncio con ella voy un punto más tranquilo porque la conozco y sé que es un toro que encaja con mi concepto.
-¿Cómo acabó Tomás Rufo anunciado con los toros de Victoriano del Río? ¿Fue una petición a la empresa?
-Cuando nos sentamos a hablar sobre las tardes que quería ir a Madrid, pues se me comentó que iban dos corridas de Victoriano del Río a la feria… y yo, pues pedí una. Yo transmití mi deseo de estar en una de ellas, porque es una garantía y porque ya en años anteriores había tenidos importantes tardes con este hierro. Entonces, era una de las tardes que deseaba, pero fue esta por la que empecé a negociar. Gracias a Dios, no nos equivocamos.
-Ya para ir terminando, le quedan dos tardes en esta feria, las dos son citas de máxima expectación. Después de la tarde del viernes, ¿qué puede esperar Madrid de Tomás Rufo?
-Bueno... no ha pasado mucho tiempo desde la última actuación, por lo que no voy a poder descansar prácticamente nada. Sí que puedo decir que voy a volver con todo de nuevo; con mis defectos y mis virtudes, pero con mayor moral si cabe. La faena del otro día ha marcado un antes y un después en mi carrera, y ojalá podamos volver a hablar de nuevo en unos días con un triunfo rotundo en la mano.
-Ahora, el compromiso más inmediato es este miércoles con un cartel de "No hay billetes", con los toros de Garcigrande y con Morante de la Puebla y Alejandro Talavante como compañeros de cartel.
-Es un cartel que me motiva. Primero por los compañeros. Torear con las figuras del toreo siempre es un lujo. Después, la ganadería, qué decir; es un cartel muy importante y en un marco incomparable como es Madrid. Voy con mucha moral y mucha ilusión. Ojalá salgan las cosas bien.
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