La ascensión de Tomás Rufo es un hecho cada vez más consolidado. Desde su alternativa allá por septiembre del 2021, cada temporada ha supuesto una subida más en la escalera hacia la cima. Este 2025 comenzó con importantes actuaciones en todos los puertos de montaña, las grandes ferias, en las que participó, sus triunfos en Fallas y en Arles, y la buena imagen dada en Sevilla y Madrid ya ponían sobre la mesa que no hay casualidades en el toreo.
Al borde de finalizar agosto, el verano de Tomás Rufo da muestras de la continuidad de ese buen camino que mantiene; la regularidad en sus actuaciones, su compromiso tarde a tarde, le han convertido sin duda en uno de los nombres de la temporada. Repitió triunfo en San Fermín, y sus posteriores éxitos en plazas como Burgos, Alicante, Gijón, Ciudad Real o Huesca, o incluso la apuesta para lidiar dos corridas de Victorino, dan fe de lo que venimos contando.
-¿Qué importancia tiene la regularidad, cortar orejas, más allá de dejar buenas sensaciones?
-Creo que es necesario que el espectador cuando llega a su casa tenga la sensación de que ha sido respetado y que los artistas a los que ha pagado por ver se han vaciado para él. Está claro que con el tiempo vas priorizando sensaciones pero yo me debo al público y a los triunfos y las sensaciones tienen que ir de la mano. Creo que mi toreo permite que, saliendo bien las cosas, se produzcan ambas.
-Además ha servido para hacerse con los huecos dejados por las bajas de otros compañeros. Casos de Burgos, Azpeitia o Ciudad Real.
-Nadie quiere ocupar el puesto de un compañero por no poder actuar. Sin embargo, el respeto mayor a ese compañero es salir a por todas y dejarse la vida para triunfar haciendo que el cliente que había ido a verle a él quede satisfecho contigo.
-Asumió el reto personal de anunciarse dos tardes con toros de Victorino, ya ha pasado Dax, sin apenas opciones con su lote, ¿qué sensación le dejó la tarde?
-La sensación que me quedó fue que cada día se aprende mucho y hay tardes en las que no hay un triunfo rotundo, pero te llevas muchos aprendizajes. Por momentos pude cuajar al segundo toro y esas sensaciones son únicas, pero también te digo que el no haber podido triunfar rotundamente me hizo darle muchas vueltas y me sirvió para los días siguientes. También te digo que tengo el 13 de septiembre en Valladolid muy señalado en el calendario porque creo que lo que aprendí ese día lo voy a sacar ante los de Victorino.
-¿Varía su planteamiento en algo para la cita de Valladolid?
-Yo quiero salir a triunfar todos los días y esa ambición es esencial. Te puedo decir que lo que pasó en Dax me ha hecho marcar en rojo Valladolid porque lo he aprendido y la necesidad y ganas de triunfar van a salir ese día.
-Y en su forma de hacer el toreo, se habla de clásico, con valor, pero que también sabe apretar cuando la situación obliga, ¿ha podido expresar el toreo como lo siente realmente?
-Creo que el mejor torero es el que tiene la capacidad de interpretar lo que pasa en el ruedo y hasta en el tendido en cada momento. Tenemos que tener la capacidad de escuchar al público, de ver al toro; pero siempre, por lo menos en mi caso, con la esencial idea de jamás traicionar el concepto. Mi concepto es clásico, pero hay momentos en los que esa amplitud del toreo hay que sacarlo y yo no lo dudo sobre la base de mi idea. El otro día en Gijón pude torear muy despacio, te diría que a cámara lenta.
-Queda todavía temporada con muchos compromisos importantes tras haber estado presente en un importante número de ferias de peso, ¿ha echado en falta alguna plaza en especial?
-La temporada ha pisado los principales ruidos españoles y franceses pero hay plazas en las que me hubiera gustado estar. Te podría decir que tengo muchas ganas de debutar en El Puerto, Málaga, Aranjuez... Pero te estaría diciendo cosas obvias. Me centro en mi trabajo y en hacerme necesario para no volver a quedarme fuera. Mi deber es triunfar como se está haciendo y lo demás es algo que no puedo controlar y en lo que no voy a perder el tiempo.
-¿Los resultados en el ruedo están por encima de las batallas de los despachos?
-Pues te diría que seguramente todos los toreros en algún momento de nuestra carrera tenemos una sensación de injusticia y que mereceríamos estar en plazas en las que no nos han puesto. Si te dijera lo contrario te estaría mintiendo pero es que me baso en aprovechar las oportunidades porque creo que mi obligación es satisfacer al público que me llama y cumplir con el empresario que me contrata. Como te he dicho antes hay plazas en las que me gustaría haber estado, no voy a entrar si me lo merecería o no, pero te aseguro que voy a hacer todo lo posible por estar.
-¿En qué puntos se marca un torero en ascenso su evolución o los nuevos retos?
-El torero se marca el reto de triunfar cada día y no ser una moda pasajera de la que pronto se olvida el aficionado. Eso se logra a base de expresar delante del toro la idea propia que uno tiene y tirar de una ambición desmedida. Mi obsesión es torear cada vez más despacio y estoy en ese camino.
-¿Percibe en los tendidos ese ascenso de público, afición, al que tanto se hace referencia?
-Te diría que sí en indicadores también como la entrada y salida de las furgonetas. Ahora nos tiramos mucho tiempo firmando autógrafos, los cromos han sido un exitazo, haciéndonos fotos y eso creo que es un indicador de que el torero vuelve a ser un ídolo. Es de los momentos más placenteros de mi profesión.