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Toñete: “Tomar la alternativa es un sueño, pero lo que busco es ser figura del toreo”

-Llega uno de los momentos más importantes y bonitos de su carrera. ¿Está preparado para dar este paso?

-Me encuentro preparado y estoy contento, que es fundamental porque el ánimo es un estado importante a la hora de ponerse delante de un toro. Poco a poco la temporada ha ido in crescendo y eso me da mucha confianza. Por eso, sé que la alternativa es un paso importante pero no es algo que me asuste. Es un sueño, pero un paso más en el camino que me motiva mucho. He dado los pasos muy despacio, pero lo he hecho con firmeza. Es el momento.

-Pensar que es un paso más y no una meta denota ambición.

-Así es. Llegar a ser matador de toros es una ilusión para cualquiera, pero con eso, y que vayan por delante mis respetos, no me quiero conformar, siempre sueño con ir más allá. Yo he venido aquí para ser alguien importante en el toreo, busco ser figura. Uno aspira a lo más alto, a ser el mejor y mandar, ese es el objetivo. Me fijo mucho en las figuras y me veo reflejado en ellos. La suya es una vida soñada.

“He venido aquí para ser alguien importante en el toreo, busco ser figura. Uno aspira a lo más alto, a ser el mejor y mandar, ese es el objetivo fijado”

-Al principio muchos pusieron en duda esa ambición. ¿Ha tenido que luchar contra esos prejuicios, convencer a alguien de que el toro no entiende de clases sociales?

-En un primer momento parecía que era delito venir de donde venía, y es cierto que eso me quitaba el sueño. Pero ahora ya no, porque el toreo es justicia y verdad. Cuando alguien se pone delante del toro y es capaz de estar bien y entregado al cien por cien a la profesión como lo estoy yo, que mi vida la doy al toro, se hace justicia. Si de verdad soy capaz de ser figura, dará igual que sea “hijo de”. Ningún toro me ha pedido el DNI de momento ni me ha preguntado quién es mi padre, y por ello me haya embestido mejor o peor. El toro pone a cada uno en su sitio, el toreo es justicia y si uno va a llegar, lo hará sin importar de dónde o de quién venga. De momento he conseguido que se me valore como torero, porque cuando he demostrado lo que tenía que hacer en la plaza, nadie ha dicho nada.

-Debutó con picadores en 2016, que fue un año de rodaje, y las dos temporadas posteriores han sido de mucho compromiso. ¿Está satisfecho con su etapa de novillero?

-Ha sido de mucho aprendizaje, de cometer muchos errores… uno nunca acaba sabiéndolo todo en esta profesión. Ha habido tardes importantes y otras que no lo fueron tanto, pero me llevo un recuerdo bonito de algunos momentos en los que afrontaba esos miedos reales de las ferias importantes, enfrentarte a fracasos de tardes que se afrontaban con mucha ilusión… todo eso me ha servido para curtirme. Y muy contento por la apuesta de este año de pisar ferias importantes, donde he podido triunfar en plazas como Olivenza, Castellón, Madrid, Pamplona…

-Cortó una oreja en Las Ventas, cierto. Imagino que le supo a gloria.

-Me estaba encontrando muy bien durante la temporada pero ese estado no se reflejaba en los números, en Sevilla no salieron las cosas, en Valencia la espada se llevó un triunfo importante… Entonces llegó Madrid y fue la plaza que me puso en el camino, la que acabó de convencer a muchos. Ha sido clave tanto para mi temporada como para mí interiormente.

-¿Cómo ha sido el contacto con esas plazas grandes?

-Te presionan más y los días previos se pasan mal por el miedo y la incertidumbre, pero allí es donde siempre he sacado lo mejor de mí. Son las plazas en las que aspiro estar, sin menospreciar a los cosos de menor categoría.

“Si de verdad soy capaz de ser figura, dará igual que sea “hijo de”. El toro es justicia y pone a cada uno en su sitio. De momento, ningún toro me ha preguntado quién es mi padre”

-¿Cómo sobrevive al miedo?

-Me lo guardo muy para mí. Cuando llega ese momento en el que aparece, uno debe estar en paz y pensar que tiene hechos los deberes, que lo ha dado todo en el entrenamiento, que las ideas están claras y la cabeza en su sitio, y lo que deseo en ese momento es que en la plaza salga todo lo más natural posible a como lo hemos entrenado, eso es lo que siempre pretendo.

-Encontrarse en un patio de cuadrillas con esa baraja actual tan importante de toreros, ¿no le atenaza?

-Debe impresionar, pero es algo que me motiva porque sueño con ser como ellos.

-¿Qué es lo que más le asusta: el toro, la exigencia del público, los compañeros…?

-El cambio del novillo al toro se nota. He podido matar algunos toros en el campo y les ves esa seriedad que te exige un punto más de concentración, entrega y estar técnicamente preparado. Y en cuanto al público, ya he notado este año en algunas ferias importantes que la exigencia es mayor. Bendita exigencia, porque todo eso no me amilana, sino todo lo contrario, me motiva esa incertidumbre de saber si voy a ser capaz de convencer a todo ese público, que es lo que uno busca.

-¿Y cómo pretende convencerlo?

-Lo que siempre busco y, además, es algo que muchas veces me han cantado, es la despaciosidad. Me obsesiona tratar de reducir las embestidas de los toros, de que no embistan por inercia sino porque vienen enganchados en los vuelos de la muleta. Cuando lo he conseguido, es cuando la gente ha vibrado. Pero para torear despacio hay que tener valor. Por eso no me defino como torero, solo soy alguien que pretende torear despacio. Cualquiera que sea capaz de torear así, tiene sitio en esta Fiesta. A mí me queda mucho por aprender, pero creo que yo puedo ocupar uno de esos huecos ofreciendo ese toreo ralentizado, que es el que pone de acuerdo a todo el mundo.

“Me obsesiona la despaciosidad. Creo que puedo ocupar un sitio ofreciendo ese toreo ralentizado, que es el que pone de acuerdo a todo el mundo”

-¿Ese concepto se lo ha inculcado su hombre de confianza, Manolo Sánchez?

-El maestro ha marcado en mí mucho, en el aspecto profesional y personal. Su concepto me tiene enamorado, es un concepto clásico y eterno, de hecho, los que lo vieron en activo siempre resaltan la calidad de torero que es. Para mí ha sido fundamental. Además, también ha sido muy importante su capacidad para conocer al torero, Manolo sabe cuándo decirme so y cuando arre, en qué momento darle a esa tecla para que todo salga mejor. Me ha inculcado muchas cosas como el entrenamiento diario y que uno debe ser torero las 24 horas del día. Todo pensando en estar preparado para que en cuanto el toro te dé esa mínima oportunidad, poder aprovecharla. Por eso cada vez me tiene más enamorado el toreo, no hay nada como torear, es una sensación tremenda que merece todo.

-También muy ligado a usted está quien será su padrino de alternativa.

-Del maestro Ponce solo tengo palabras de agradecimiento y cariño. En cuanto me inicié en este mundo, por unos amigos en común comenzó a llevarme al campo y se ilusionó conmigo. Me ayudó muchísimo y le tengo un aprecio enorme. Que sea él mi padrino de alternativa, me hace una ilusión tremenda. Recuerdo que hace dos días que me esperaba a la salida del colegio para llevarme al campo y ahora mira, me va a doctorar como matador de toros.

-Un deseo para ese día.

-El triunfo es lo más importante porque te abre muchas puertas, pero lo que quiero es disfrutar de un día tan bonito y único. Sé que si me entrego y disfruto, al final llega el triunfo.

Fotos: JAVIER ARROYO