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Torear y soñar el toreo

Anoche vi en Canal Plus un programa-entrevista que, como a tantos otros toreros, le hizo Manolo Molés -algún día habrá que reconocer lo que está haciendo por la Fiesta- a Juan Serrano “Finito de Córdoba”...

Anoche vi en Canal Plus un programa-entrevista que, como a tantos otros toreros, le hizo Manolo Molés -algún día habrá que reconocer lo que está haciendo por la Fiesta- a Juan Serrano “Finito de Córdoba”. Ofreció dicho espacio una serie de faenas del torero cordobés desde que siendo casi un niño tomó la alternativa en la Ciudad de los Califas, de manos de Paco Ojeda y con Fernando Cepeda de testigo. Fue un compendio de la tauromaquia del Fino –que es como le llamamos los amigos-, que para mí resultó muy oportuno para poder continuar en mi idea de que Juan Serrano es uno de los mejores toreros del siglo XX y lo que llevamos del XXI. Y no estoy juzgando ni sus apatías, ni el estado de nirvana en que cae en ocasiones y durante demasiado tiempo. No, juzgo por lo que le he visto, que el programa de referencia me recordó con la autenticidad de la imagen en movimiento. Casi todas esas faenas las he presenciado en directo, y fue bueno que las volviera a ver para estar seguro de que el recuerdo y la imaginación no habían sublimado en mi mente lo que era sencillamente sublime.

Toreando a la verónica, toreando con la muleta y andando por el ruedo en torero, al menos yo no le he encontrado parangón todavía. Si no lleva veinte años mandando en el toreo es porque su carácter no le ha marcada jamás esa exigencia, que fue siempre más de sus partidarios que de sí mismo. El Fino sigue siendo un torero para paladares selectos, para aquellos que saben degustar la textura profunda del toreo. Un torero para toreros. El mismo Enrique Ponce, del que quienes duden de que es el Emperador del Toreo desde hace más de dos decenios es que no entienden ni papa de esto, me tiene dicho más de una vez que Finito de Córdoba es el único que le pudo poner las cosas difíciles en los comienzos de su carrera.

Viendo anoche ese programa sentí cierta congoja; ¿por qué no está el Fino en el sitio que yo creo que le corresponde por derecho propio?, me he preguntado durante años sin encontrar la respuesta adecuada. Pero anoche, gracias al programa en cuestión, encontré la contestación. El Fino no ha mandado en el toreo porque él vino a este mundo para soñar el toreo. Ni sabe ni quiere hacer otra cosa. Me dormí viendo por las paredes toreros alados que bordaban naturales, y pensando que si la gloria fuera algo así la muerte sí que sería pasar a mejor vida.

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Torear y soñar el toreo

Paco Mora

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