Basta bucear en la historia del toreo -existe mucho escrito sobre el particular- para persuadirse de que en las épocas de toreros capaces de llenar con su nombre las plazas, el toro siempre bajó de nivel en la exigencia de los aficionados. Sin embargo, en los tiempos en que no hubo grandes figuras que focalizaran el interés del público, el toro alcanzó su auténtica importancia como piedra angular del edificio de la Fiesta.
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Toreros grandes, toros chicos
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