Su andadura ganadera fue posible gracias a la adquisición de vacas y sementales de Toros de El Torero, propiedad de Salvador Domecq. Así, parecía que todo estaba hecho, pero no. María Domecq Sáinz de Rozas creó su propio hierro y junto a su marido e hijo, Salvador de la Puerta, lucharon para lograr el toro que buscaban: de manos cortas y serio cuajo que fuera capaz de aguantar la lidia y de desarrollar sus cualidades en el ruedo. Lo han conseguido. Sin embargo, en Lagunajanda todavía deben dar unos pasos más para, además, alcanzar la regularidad en escenarios de importancia. La senda elegida es la buena. Es cuestión de tiempo.
- “Buscamos un toro bravo, que quiera coger los engaños hasta el final. También que tenga transmisión y con una virtud que, si falla, no lo perdonamos: la humillación”
- “Hubo momentos importantes como pasar por Las Ventas. De cuatro toros, tres empujaron hacia adelante. Fue ilusionante”
- “Para 2016 tenemos cuatro corridas, igual podemos lidiar cinco. Una es para Madrid y otras dos, que también están reseñadas, no tienen destino atado”
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