Última entrevista de Manolo Segura concedida el 19 de febrero de 2007

Aplausos.es
jueves 30 de junio de 2011

Manolo Segura recuerda con absoluta precisión aquellos días en que sintió la llamada de los ruedos. Fue de la mano de su abuelo. Sus éxitos de novillero no se vieron refrendados una vez convertido en matador de toros. Se dedicó a los negocios cuando dejó de vestir de luces y ahora vive tranquilo junto a su hija en Palma de Mallorca.

-¿Qué ha fue de Manolo Segura cuando dejó los ruedos?

Me dediqué al negocio de fincas rústica pero me hicieron un par de jugarretas y luego con un socio norteamericano me fui con barco a dar la vuelta al mundo. Era un muchacho al que le di lecciones para que aprendiese a torear. Después dio por casarme.

-¿De casado como transcurrió su vida?

Abrí una cafetería, un supermercado y así fue pasando. Tuve una hija y ahora vivo con ella y junto a mis dos nietos en Mallorca. Mi vida ahora es muy tranquila en la isla.

- Recuérdenos sus inicios.

Cuando tenía unos 5 años había una carnicería muy cerca de mi casa. Entre los despojos encontré unos cuernos de una cabra y les puse un palo para torear. Mi abuelo que me vio con aquello me preguntó si quería ser torero.

-Le diría que sí.

Si porque ya tenía afición y aunque él sabía siempre procuraba llevarlo en secreto.

-¿Cómo aprende a torear?

Busqué en un principio aprender algo con unos chavales del barrio que empezaban a querer torear. Al mismo tiempo se puso a funcionar mi biblioteca parlante en las proximidades de la plaza de la Merced.

-¿Qué es eso de la biblioteca parlante?

El obtener respuestas en las personas de como podía ser torero. Me fui en busca de los hombres mayores y les preguntaba. Alguno me comentaba alguna que otra cosa y no de ellos me dijo que para ser torero había que estudiar mucho.

-Usted que pensó

Que se refería a los libros pero como para estudiar era muy malo pensé que no podría ser torero.

-¿Iba a los toros?

La primera vez fui con mi abuelo. Tenía unos siete años y recuerdo que fue en un festejo sin picadores. Actuaban los hermanos Martín Vázquez, o sea Rafael, Manolo y Pepín. Mi padre había ido también a la plaza, él que había sido futbolista me dijo lo difícil que era eso de ser torero en Málaga.

-Difícil pero usted siguió con su empeño.

Tanto que me hice un carro de madera para banderillear. Fue curioso porque me ayudó un chico que se llamaba Cándido que se fue con un circo y ya jamás supimos algo de él. Mientras, cuando salía del colegio alquilaba tebeos para sacarme un dinerillo y ayudar a mi madre. Siempre que podía me colaba en la plaza y así a base de ver aprendí a torear.

-¿A quien admiraba?

A Cayetano Ordóñez. Para mí era el maestro de maestros, sentía por él una gran admiración y cuando estaba en Málaga me solía poner cerca de él para escuchar como hablaba de toros. Hubo un aficionado que un día me recordó lo difícil que le fue a Cayetano en sus inicios.

-Su primer tentadero

En la ganadería de José Escobar. Había ido tres veces de aspirante a banderillero, entonces todo el mundo se sacaba el carné de novillero. Así les convencía que se ahorraban un banderillero.

-¿Dio resultado su estrategia?

Ya lo creo, tanto es así que me pusieron en tres novilladas sin picadores. En Mijas, el día de la virgen de la Victoria, la segunda en Antequera y como allí me vieron que era capaz, la tercera fue en un festival mixto en Málaga.

-De que época estamos hablando.

De septiembre del año 1949 cuando llegó a Málaga el buque escuela de marina argentina. Entonces aún no había matado nunca un toro en le campo, el primero que maté fue un becerro en la plaza de Mijas.

-¿Cómo se dio aquello?

Al entrar a matar cerré los ojos y giré un poco la cara. Lo había estudiado bien, me refiero a lo del eje de la rueda que significa el ruedo taurino. Mientras otros chavales utilizaban el carro para las banderillas yo lo utilicé me ponía de una forma, de otra y el carro lo utilicé para entrar a matar. Corté cuatro orejas y un rabo.

-¿Después?

Después de esas tres novilladas empezaron a creer en mi. Decían que ya no era casualidad y Cayetano que me vio me preguntó que dónde había aprendido a torear y en que me fijaba.

-¿Qué le contestó?

Que a veces en toro y luego también en el toro. Cayetano me aconsejó ir a Madrid. En un momento en que Chamaco le estaba dando la vuelta a España para ir a Madrid y yo solo llevaba seis novilladas. Voy a Madrid con la suerte de cortar dos orejas al primer novillo.

-Luego los éxitos se repiten en Málaga.

Aprovechan el tirón y hacen cuatro novilladas seguidas en la feria y me premian con oreja de oro de la prensa en Málaga.

-¿Qué temporadas suma más contratos?

Tras el debut con picadores en 1954, al año siguiente fueron 43 novilladas. En el 56 estuve muy bajo de contratos tras romper con mi apoderado. Era el momento en que Chamaco tenía todo el protagonismo y aunque yo estuviese mejor no eran para mí los mejores toros.

-Explíquese.

No tropieza el burro dos veces en la misma piedra, tropieza el hombre y yo tropecé cinco veces. Los cinco apoderados que tuve, los cinco se llamaron Pepe, y no le echo la culpa a que se llamaran así y con aquello de Chamaco me quedé fuera. Él siguió y triunfó y yo sólo pude remontar un poquito y tomar la alternativa.

-¿Qué tal torero fue Manolo Segura?

Decían que tenía un poquito de picante y bastante sal. Solía dar dos largas cambiadas para empezar y que el banderillero de confianza que no saliese a correr los toros con una mano. Era parte de la política de mi toreo.

-¿En qué consistía esa política?

Yo toreaba para los públicos. Como tratar de calentar la olla para que aquello cociese y saborear el triunfo. Hubo un suelto en la prensa cuando confirmé la alternativa, en la que K-Hito y Juan Antonio Belloch, decían "el Malagueño con el capote hizo siete quites, todos diferentes y no toreó por chicuelinas".

-O sea que tenia un buen repertorio de capa

Raramente he toreado por chicuelinas, hice la mariposa por faroles, al revés al derecho, las navarras, los galleos, el cambio de manos, tenía mucho repertorio con el capote y con la muleta también.

-Cuando entra en declive su carrera.

Cuando me puse ha hacer la plaza de toros de Fuengirola. Fue al terminar la relación con Pepe Ordóñez, el último apoderado. Me vi casi perdido. Toree sólo dos corridas, y la última fue en Ecuador con Luis Miguel, Antonio Ordóñez y Silveti y Pepe Cáceres, resultando yo el triunfador. Hablamos de marzo de 1960.

-Después de Ecuador

Me metí en negocios y estuve ocho años apartado de los toros hasta que intenté volver y sólo llegué a torear dos becerras en el campo. Luego llegue adelgazar veintitrés quilos en apenas unos meses y toreé cinco corridas. Busque nuevos apoderados pero me dijeron que no.

-Un reconocimiento que le haga feliz.

La placa que hay en la plaza de Málaga en la que se dice "Puerta grande Manolo Segura".

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