La campaña de Antonio Ferrera ha estado marcada por el dolor de una lesión producida de manera fortuita el 21 de junio en la plaza balear de Muro y que le ha tenido inactivo el resto del curso. La cara amarga de la moneda para un torero que hasta entonces había dejado huella en Sevilla, escenario donde firmó una de las obras más importantes del ciclo hispalense a un toro de Victorino. Dejó poso de talento lidiador y de fondo artístico también en Madrid. Maduro, sazonado por el tiempo y por la experiencia, el extremeño ha sabido canalizar el dolor y volcarse en un futuro que día a día persigue su instinto. - N"o soy de frivolizar con los éxitos ni con la crueldad de la profesión, por eso una de las claves para no venirte abajo es continuar teniendo como eje de tu día a día el toreo"
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