Pendientes de jugarse dos de las diez corridas del bombo, la segunda de Alcurrucén y la de Puerto de San Lorenzo, se llevaba la palma la ganadería que nadie quería: la de Adolfo Martín. Tres toros de categoría. Uno de ellos, para hacer sentir a Roca Rey el peso de la púrpura. San Isidro, casi embalado, enfila una compleja semana final: corridas de Cuadri y Valdellán, la Beneficencia y la Prensa, y tres de los toreros más esperados de la serie: Diego Urdiales, Pablo Aguado y el propio Roca Rey.
- Las ganaderías largas, y la de Garcigrande es una de ellas, se permiten el capricho de enviar a las citas mayores corridas abiertas de líneas, toros de sementales distintos
- El coco o la bola negra de la rifa era la corrida de Adolfo Martín. La que nadie quería. Se la llevó quien menos la necesitaba para subrayar su paso por San Isidro como torero de máxima cotización en bolsa: Roca Rey. Quien menos la precisaba
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