Cuando uno alcanza todas las metas con las que sueña debe plantearse nuevos objetivos si quiere seguir. Y, sobre todo, si quiere seguir creciendo. Es momento de profundizar, de perseguir una idea del toreo basada en disminuir la velocidad de la embestida hasta hacerla eterna. La magia del toreo, dice. Y para lograrlo se planteó nuevos retos, como matar seis “adolfos” en Nimes. Ese día cortó dos orejas que hubieran sido más si no llega a fallar con la espada. Racha que junto a la poca suerte impidió la regularidad en el triunfo de cursos anteriores. Pero para él no es excusa, sino circunstancia que supera gracias a su principal arma: marcar la diferencia.
- “Estoy a gusto conmigo mismo, que es lo importante y sé que el toro es el que al final pone a todo el mundo en su sitio”
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