El pueblo o los pueblos. Esa relación de las gentes con sus alcaldes, a los que se encuentran en el bar y con los que juegan al mus o al tute con o sin trampas. Carajillo y vino tinto. El pueblo y los del pueblo. Trescientos sesenta y cinco días al año vecinos del poder político que emana de ese mismo pueblo y que se llama Paco o Tomás en lugar del señor alcalde. Y que no les puede quitar lo suyo: los toros. Que Paco o Tomás no quieren sufrir trescientos sesenta y cinco garrotazos, uno por cada día del año, que le darían sus vecinos si les quita los toros.
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 1938