El poco juego del encierro de Peñajara deslució un festejo en el que Salvador Cortés saludó la única ovación frente al único ejemplar con posibilidades. Urdiales y Bolívar se justificaron con sendos lotes sin opción.
Lunes 5. Novilleros prometedores y espadas poco afiladas
Martes 6. Bohórquez, Hermoso y Galán, éxito rotundo
“Paquetito” se llamaba el tercer peñajara. De espectacular cabeza y pelaje, mostró su buena condición de salida. Tras saludar en el segundo tercio Luis y Pedro Mariscal, previa perfecta lidia de Juan José Domínguez, Salvador Cortés brindó al público, arrancó con el pase cambiado en los medios, y aprovechó por momentos la buena condición del toro -que tenía un pitón izquierdo para soñar el toreo- en una faena que, si no terminó de reventar, fue seguramente por la falta de motor del ejemplar de José Rufino. Los mejores muletazos de Cortés llegaron sobre la zurda, lado por el que el sardo claro embistió con enorme clase y templanza. Mató de pinchazo arriba y espadazo y saludó una ovación tras aviso. El sexto nunca se fue detrás de los vuelos de la muleta y el sevillano tampoco pudo cuajar faena. Lo intentó pero el lucimiento era imposible. Tampoco anduvo fino con los aceros.
Diego Urdiales y Luis Bolívar dejaron sendas actuaciones dignísimas. Ambos justificaron su inclusión en el ciclo pamplonés frente a toros que nunca les pusieron las cosas fáciles. El riojano no se arrugó con el móvil pero desclasado castaño que abrió plaza, un toro que nunca descolgó con el que se mostró firme y valiente. Mató de estocada caída. El cuarto, castaño salpicado, ancho de cuna y de fuertes pechos, tuvo poco recorrido y un pitón izquierdo muy malo. Dio todo cuanto tuvo Urdiales con él, pero el lucimiento era misión imposible. De nuevo volvió a estar breve con el acero.
Bolívar sorteó en primer lugar un toro de más calidad y templanza que el que abrió función, pero también con menos emoción. Anduvo por encima del animal, siempre profesional, y le metió bien la mano con la espada. El quinto, un toro listo y que sacó cierto peligro, tampoco rompió hacia adelante y el colombiano volvió a justificarse antes de marrar en la suerte suprema.
Pamplona, 7 de julio de 2010. Toros de Peñajara de Casta Jijona, desiguales de presentación y de poco juego salvo el 3º, de enorme clase pero poco motor. DIEGO URDIALES: Silencio en los dos; LUIS BOLÍVAR: Silencio en ambos; SALVADOR CORTÉS: Saludos tras aviso y silencio. Entrada: Lleno.
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Un solo toro, una sola ovación
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