Lola Domecq Sainz de Rozas lleva diez años al frente de la ganadería Toros de El Torero. Fue el legado que le dejó su padre, Salvador Domecq y Díez. Heredó la cuarta parte de la vacada y el hierro de la T, con el compromiso de mantener esa punto más de raza que siempre ha caracterizado al toro de Salvador Domecq, un adjetivo que le valió para diferenciarse del toro de sus hermanos. Lola lucha incansable por mantener arriba una de las sangres emblemáticas del campo andaluz.
"Lola exige mucho. Sigue la batuta de su padre y de su hermano Francisco. Quiere un toro que sea bravo, que pelee en el caballo, que humille, se desplace y tenga duración”
“Desgraciadamente las hechuras juegan un papel esencial. Si no tienen los toros una cara espectacular, ya no valen ni para Sevilla, donde se ha aumentado mucho el nivel del toro”
“La ganadería no es rentable y para mantenerla, uno debe tener un buen soporte económico. Mi objetivo es igualar los gastos con los ingresos”
“Con paciencia, afición y dedicación, esperamos con el tiempo colocarnos entre las cinco mejores ganaderías de España”
“Hay que tener paciencia. Llevamos diez años como ganaderos y para crear un toro a tu gusto hacen falta al menos veinte”
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