Una ganadería con tintes históricos desde el punto de vista de la regularidad, de los resultados y de la exaltación a un trabajo bien hecho. Fe ciega en un toro con personalidad, un toro bravo por definición, capaz de emocionar a los públicos por su entrega, su codicia y sobre todo su clase, tesoro mayor de esta casa. Justo Hernández sabe que el listón se ha colocado altísimo en 2014: Valencia, Nimes, Pamplona, Bilbao, Dax, Gijón, Bayona, Salamanca, Badajoz, Gijón, Istres, Toledo... Con 700 vacas y una constante búsqueda de sementales, Garcigrande está marcando un estilo y dando carta de naturaleza a un sinfín de faenas memorables, firmadas por los toreros de mayor capacidad y cartel del momento. Una divisa de primera línea.
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- “Estamos atravesando una época dorada, pero somos conscientes de que puede acabarse si no evolucionamos”
- “Hay que tener un punto de intuición para criar a corto y medio plazo el toro que servirá para hacer el toreo dentro de cinco o seis años”
- “La clase es lo que busco, lo que sueño, lo que persigo, es la mayor virtud que puede tener un toro. Con clase se puede perdonar la falta de fijeza y de ritmo o incluso la informalidad en sus movimientos”
- “Mi ganadería cada vez más le sirve a menos toreros y eso es un problema. Este es un toro que exige autoridad en la muleta y no todos los toreros la tienen”
Lea AQUÍ la entrevista completa en su Revista APLAUSOS Nº 1951
(Foto: Menacho)
