FERIA DE LA VIRGEN DE LOS DESAMPARADOS

Una escasa vuelta al ruedo para Torrejón en el regreso de Donaire en Valencia

José Ignacio Galcerá
sábado 10 de mayo de 2025
El madrileño rozó el premio de la oreja en su debut y el riojano se vistió de luces 216 días después de la grave cornada que sufrió en esta plaza

La sensibilidad de Valencia quedó patente desde el mismo paseíllo. La afición, que cubrió en un tercio los tendidos del coso, tributó una calurosa ovación a uno de los suyos: Alberto Donaire. El novillero criado en la escuela valenciana volvió a vestirse de luces 216 días después de una tremenda cogida que sufrió en este mismo ruedo. Donaire, gesto de torero, se presentó con el mismo vestido, un grana con cabos negros, que el de aquel día.

Gesto bonito fue también el de su compañero Borja Escudero, de Alicante, que brindó la faena de su debut en esta plaza a Alberto. El colorado que abrió la tarde fue novillo de un solo -pero bueno- pitón: el izquierdo. Por la otra mano, se metía por dentro y hacía hilo. Escudero basó por ahí, por el buen pitón, una faena correcta pero fría. Lo mejor, la estocada con la que pasaportó al novillo y de la que salió con un corte en la mano izquierda.

La faena de la reaparición de Donaire estuvo salpicada de buen toreo y tres sustos, a cada cual más gordo. El riojano cobró tres volteretas, las tres en la parte final de una actuación que tuvo momentos de buen gusto, como un acompasado quite por chicuelinas y una bonita media o una primera tanda diestra descolgado de hombros y de fino estilo. Luego la faena -brindada al equipo médico de la plaza de toros- no tuvo la continuidad deseada. Con el novillo más parado, llegó la primera voltereta, se lo echó a los lomos, como hizo en la siguiente serie al volver a la cara del novillo y lo haría más tarde entrando a matar.

Nacho Torrejón tuvo pocas opciones con el novillo de su presentación en Valencia. El bonito utrero apuntó las mejores cualidades hasta ese momento pero un siempre inoportuno volantín le quebrantó en exceso. Quedó la calidad de la embestida sin poder. El madrileño, prácticamente inédito.

La faena de Borja Escudero al cuarto tuvo dos partes bien diferenciadas. Una primera templada desde la armoniosa apertura y un par de series diestras bien pulseadas en las que le cogió el ritmo al novillo, que tuvo una dulce embestida. La personalidad en los de pecho fueron un hermoso remate. En el primer muletazo de la primera serie a izquierdas, lo empaló. Y a partir de ahí, como si algo hiciera click, pareció cambiar el novillo, como orientado. Ya no hubo faena. Además, se atascó con el descabello.

Al quinto lo toreó Donaire con un aparatoso vendaje en el muslo izquierdo. Nada, o poco, para la triple paliza que llevaba encima. El novillo tuvo nobleza, aunque le faltó mayor entrega y ese punto de transmisión necesario para que las faenas conecten arriba. Donaire brindó a su padre y volvió a dejar destellos de su buen concepto. Cosas sueltas bonitas pero sin armar aquello. Luego lo pinchó varias veces y acabó saludando una cariñosa ovación.

Nacho Torrejón se dejó con la espada el premio de la oreja con el último, un novillo que se movió ciertamente a su aire, sin humillar y algo descompuesto. Eso sí, dejó estar y le sirvió al madrileño para construir una faena animosa y muy jaleada por un grupo de partidarios. Lo mejor de su actuación lo dejó para el final, con una tanda de frente y a pies juntos al natural que tuvo su aquel. Enterró la espada al tercer intento.

Valencia, sábado 10 de mayo de 2025. Novillos de Casa de los Toreros, bien presentados y de noble pero justo fondo en conjunto. Borja Escudero, silencio y silencio tras aviso; Alberto Donaire, ovación con saludos tras aviso en ambos; Nacho Torrejón, silencio y vuelta al ruedo. Entrada: Un tercio. Saludó Felipe Gravito tras banderillear al primero; Carlos Donaire, en el segundo.

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