Cada año tiene una Navidad, que consiste en esos días en los que la huella de la religión derivó hacia unas fechas que mezclan balances, nostalgias, ilusiones, promesas, propuestas, reencuentros, ausencias, risas, llantos, el billete premiado y los millones de billetes rotos hasta el año que viene, camellos del sur que pierden enteros frente a los renos del norte, un árbol con luces, un belén de arcilla, un Niño Jesús casi desnudo al lado de mucha gente muy vestida para el frío, pastores y un estrella. La estrella. De la Navidad, para mí lo vital es la estrella, la de cada uno, la que nos marca sin hierro eso que somos, eso a lo que pertenecemos, el clan, la tribu, el grupo, que es lo mismo, casi, casi, que decir, nuestro destino.
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