La Revolera

Una tarde para olvidar

Paco Mora
jueves 23 de agosto de 2018

Eso de que el público no se equivoca nunca es un cuento tártaro. El de la Aste Nagusia de esta tarde, más que el serio, justo y circunspecto de Bilbao, parecía el bullanguero y “chundarata” de Pelacuclillos de Arriba. Abroncar a Perera por someter por abajo y matar lo más rápidamente posible al quinto de la corrida, que además de feo, mal hecho y basto, tiraba cornadas en todas las direcciones y alturas como un caballo loco, no es propio de una afición entendida y madura como ha sido siempre la bilbaína.

Al toro en cuestión no le ha faltado más que morder, para parecer cualquier cosa menos un toro bravo. Puede dormir tranquilo el de Puebla del Prior porque de una corrida sin clase, calidad ni bravura, su segundo ha sido el peor posible. Ni ha merecido Perera la “bulla” que le han montado durante la lidia, ni la bronca cuando ha cruzado el ruedo para salir del potro de tortura que ha sido la arena esta tarde, por culpa de la corrida de El Parralejo. Si hace pocos días escribí que otro encierro del mismo hierro me había recordado “lo bueno de Fuente Ymbro”, hoy me veo obligado a decir, porque la verdad es la verdad la diga Agamenón o su porquero, que entre el peor toro de Los Romerales y el mejor del sexto espectáculo de las Generales de Bilbao de 2018, ha habido la misma diferencia que entre Blancanieves y los Siete Enanitos y el Monstruo de Frankestein.

Las palmas de tango dedicadas a Ginés Marín en el último de la tarde han sido de lo más injusto, porque el animal era también un regalito, y el de Jerez ha estado aseado y decidido con el bicho, porque no se podía hacer otra cosa. Solo Ferrera con su veteranía y buen oficio, y porque alguien tenían que utilizar los revoltosos para zaherir más a sus compañeros, oyó unas tímidas palmas al desandar el paseíllo para marcharse al hotel a despojarse del chispeante y ducharse para que el polvo de la desagradable tarde desapareciera por el desagüe. En fin, una fecha para olvidar, y una ganadería para echarle muchas horas hasta merecer ser lidiada en plazas de primera como la de Vista Alegre de Bilbao. Cosa nada difícil si se trabaja bien con ella, porque el fondo de armario es bueno. Aunque ya es sabido que el mejor corte de traje, lo coge un mal sastre y te viste de payaso.

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