Se está abriendo camino la certeza de que el Estado de las Autonomías no ha sido el bálsamo de Fierabrás para nuestra democracia. Así como que la multiplicación de administraciones es una de las causas principales de la anemia económica que padecemos. En consecuencia, hay quienes apuestan por una reforma que frene el despilfarro autonómico y restablezca en España la convivencia como nación única en su diversidad. La reacción de los instalados en el tentacular sistema, ya comienza a acusar de fascistas a quienes consideran necesaria la adopción de medidas extraordinarias para relanzar nuestra economía, aunque algunos pierdan la bicoca.
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