Fue uno de los atractivos de la Feria de Fallas, después de la Magdalena y ahora lo es en San Isidro. La escultura de un toro obra del genial artista Ripollés no pasa desapercibida en los aledaños de Las Ventas, donde permanecerá hasta el final de la feria. Es sin duda uno de los monumentos escultóricos que más llama la atención, pues cualquiera que pasa por su lado no puede resisitirse a la tentación de tocarlo o fotografiarse junto a él. Así ha sido siempre el arte urbano de este escultor de Castellón, accesible a la gente, que pueda sentirse muy de cerca.
La escultura es un toro de hierro de 850 kilos de peso y grandes dimensiones, con cuatro metros de ancho por dos de alto. La tauromaquia siempre ha estado presente en la obra de Ripollés, un gran aficionado y defensor a ultranza de la fiesta taurina. De hecho, que su toro esté presente este año en las principales plazas españolas nace de una iniciativa del propio artista de reivindicar y poner en valor el arte de la tauromaquia. El arte como herramienta de protesta ante el ninguneo que a veces se encuentra el mundo del toro en esta sociedad.
La intención de Ripollés es que el toro siga viajando por las principales ferias taurinas de España.
