Esa idea de superioridad de Cataluña, la Alemania de España, es una falacia. Lo fue en su día. La capacidad productiva y creativa de esta Comunidad cayó en picado a través de políticas nacionalistas desastrosas. Pero, sin que se sepan muy bien las razones, el ciudadano catalán vive en una nube desinformativa, sin saber que su potencial histórico ha sido lapidado en apenas dos décadas y que necesitará muchas más para ponerse al día. Al ciudadano catalán se le ha tratado como al ciudadano cubano: siempre hay una manifestación interesada para evitar contar la realidad. Cuando las cosas se ponen feas en la cesta de la compra hay que desviar la atención a otros asuntos y si éstos fomentan un catalanismo victimista o un nacionalismo de superioridad, lo que le pase a la cesta de la compra pasa incluso a un segundo plano. Sobre todo si se silencia el asunto monetario.
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