La alternativa vino de la mano de una reducción más que considerable en el número de festejos con respecto a su etapa de novillero. Sin embargo, en lugar de permitir que la ilusión se diluyera, Víctor Barrio ha aprovechado los años más duros para madurar y crecer. Como torero y como persona. Así, Valdemorillo vio triunfar a un matador de toros con objetivos concretos y zapatillas clavadas. Sin dudas. Y ese mismo toreo impreso en la sierra madrileña quiere trasladarlo a la capital. Será el Domingo de Resurrección. Porque al final, el de verdad, vale en todas las plazas.
– “En Valdemorillo pensaba dar un toque de atención, abrirme paso pero no que la afición me reclamara para verme en Madrid o Sevilla”
– “A medida que aparecen las fechas, no me obsesiono. No se trata de torear mucho sino que cada tarde que lo haga el público salga ilusionado”
– “Igual que se abren las puertas de par en par, se cierran de inmediato. Y eso es doloroso. Pero, a veces, la justicia también duele”
– “Aunque haya toreado poco, he seguido evolucionando, he ganado en madurez y despaciosidad pero con la misma entrega de siempre”
Lea AQUÍ la entrevista completa en su Revista APLAUSOS Nº 1954