En mi pueblo, que es tierra de buenos higos, se suele decir que “con el tiempo y una caña hasta los verdes caen”. A los toreros les ha costado convencerse de que se debían mover en defensa de su profesión, y por fin han caído en la cuenta de que el hecho de que todos nos hayamos puesto en marcha no les exime a ellos de responsabilidad ni les da derecho a quedarse quietos. Claro que lo suyo es el quietismo estético, pero delante de los toros. Porque no están las cosas en el toreo como para mirar a otro lado, ya que cada día es más real aquello de “camarón que se duerme la corriente se lo lleva”.
Lea el artículo completo en su revista APLAUSOS
Acceda a la versión completa del contenido
Zapatero a tus zapatos
Los mozos de espada de la Comunidad de Madrid han celebrado este sábado en la…
Pasadas las dos de la tarde, en un frío y escueto comunicado, la Real Maestranza…
Tras su estreno en Sevilla, la Peña Francisco Montes “Paquiro” de Chiclana ha presentado el…
Se pone fin a la era Pagés tras noventa años como empresarios de la Maestranza
Un accidente de tráfico se ha llevado la vida de este joven novillero, que ahora…
Colombo hará doblete en su tierra, en una feria en la que debutan los jóvenes…