La revolera

Tres toros bravos de libro

Paco Mora
viernes 20 de abril de 2012

Tres toros de lujo, dos buenos y uno que ni-sí-ni-no-ni-blanco-ni negro. Especialmente el sexto, un ejemplo de cómo tiene que ser un toro de lidia con las dosis ideales de bravura, nobleza y fuerza…

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Tres toros de lujo, dos buenos y uno que ni-sí-ni-no-ni-blanco-ni negro. Especialmente el sexto, un ejemplo de cómo tiene que ser un toro de lidia con las dosis ideales de bravura, nobleza y fuerza que mezcladas dan como resultado un toro perfectamente encastado. Y no se comieron a nadie. ¿Por qué no los quieren las figuras? Pues miren por dónde; hoy estoy en plan de decir lo que pienso y no se trata de pontificar sino de decir la verdad aunque duela. No los quieren porque cuando sale el difícil hay que poner en juego todo el valor, fortaleza física y sabiduría torera para poderle, y cuando sale el bueno se come la muleta por abajo y hay que tener rapidez mental y mucha preparación para que no te supere. Vamos, que no te puedes dedicar a dar paseítos alrededor del animal para, como dicen los entendidos; “dejarle que tome aire”. Los de Fuente Ymbro vienen  de fábrica con el aire suficiente y sobrado para quitarle el resuello al más pintado, por eso hay que enfrentarse a ellos decidido y con más moral que El Alcoyano. Como estuvieron Antonio Nazaré y Esaú Fernández, teniendo en cuenta sus circunstancias profesionales en las que torean poco y de tarde en tarde. El primero era un dije y Cortés lo dejó pasar. Le falto un puntito de entrega para cortarle al menos una oreja. Que no busque culpables fuera de su traje de luces…

Nota al margen.- ¿Por qué casi cada tarde la banda de música se pone a tocar y deja de hacerlo cuando le rota, aunque el torero esté bien y la faena tenga continuidad? Y que no me vengan con que paran cuando el torero queda desarmado, que no siempre es así. ¿Nadie les ha dicho nunca lo frustrante que es para el torero pasar de la euforia del pasodoble, muy bien tocado por cierto, al ominoso silencio? Esos parones pueden desconcertar y desconcentrar al torero que piensa: ¿Qué estaré haciendo mal? Por lo demás, Sevilla y en abril gloria bendita. Lástima de tendidos con más calvas que quien esto firma en la cabeza.

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