(Foto: Javier Arroyo)La corrida de El Ventorrillo, decepcionante por deslucida y muy descastada.
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LA OPINIÓN DE PACO MORA: “Horror, terror y furor”
El castaño primero de El Ventorrillo cogió al caballo por los pechos y derribó en el primer encuentro, hiriendo al equino, que fue reemplazado por el picador que guardaba la puerta. Muleta en mano, Aparicio se mostró incapaz y totalmente desconfiado frente a un toro que no se comía a nadie. El sainete con la espada fue importante. Fue abroncado.
No se empleó ni en los capotes ni en el caballo el segundo, de pelo también castaño y seria pero armónica encornadura. No pudo lucir de salida Curro Díaz, y sí Eduardo Gallo en el quite por chicuelinas, tras el que se escucharon las primeras palmas de la tarde. En la muleta fue imposible por los dos pitones por bruto, manso y desclasado y Curro Díaz no pudo lograr ni un solo momento de brillantez.
El colombiano José Ney echó bien el palo en dos puyazos magníficos y se ganó con merecimiento la ovación del público ante el que hizo tercero. Decidido y seguro, se puso firme y dispuesto desde el principio Eduardo Gallo ante él. Ni una duda sobre el pitón derecho, con el toro moviéndose pero sin ninguna clase; de hecho, un pitonazo casi le alcanza en el rostro. Muy meritorio también anduvo con la zurda, valiente y jugándose la voltereta. Los trincherazos y trincherillas finales tuvieron sabor. Hubo temple frente a la violencia y falta de calidad y entrega del de El Ventorrillo. Pinchó antes de agarrar una efectiva estocada.
La lidia capotera del cuarto la asumió casi por completo Ángel Otero, desentendiéndose de la misma el matador de turno, Julio Aparicio. El imponente animal, negro y de espectaculares pitones, derribó en el primer encuentro con el caballo y pronto empezó a dar síntomas de mansedumbre y de aburrirse al embestir. Cobró de lo lindo en el primer tercio ante la fenomenal bronca del público al torero y su cuadrilla. Brilló después Ángel Otero con las banderillas y Aparicio, como en el primero, no quiso ni ver al animal con la muleta. Con la espada la desconfianza se hizo también patente.
Manso y muy desrazado fue el salpicado quinto, con el que Curro Díaz no pudo hacer absolutamente nada. Bueno, librarse de milagro de la cornada. Pésimo el lote de hoy del linarense, que mató a este toro de estocada entera de rápido efecto.
Fácil con el capote Gallo en el sexto y, de nuevo, tremendamente firme, decidido y entregado con la muleta, a pesar de las tarascadas que tiraba el deslucidísimo ejemplar de El Ventorrillo por los dos pitones. En una de ellas, incluso llegó a descoserle la banda de la taleguilla. No tuvo opción para más. Mató de estocada defectuosa y descabello.
Madrid, 15 de mayo de 2012. Toros de El Ventorrillo, bien presentados pero mansos, sin clase y muy descastados. JULIO APARICIO: Bronca en ambos; CURRO DÍAZ: Silencio en los dos; y EDUARDO GALLO: Ovación con saludos y ovación de despedida. Entrada: Casi lleno. Julio Aparicio fue obligado a saludar por el público tras romperse el paseíllo y terminó siendo despedido entre abucheos y lanzamiento de almohadillas.
