La Revolera

Desastre ganadero en Sevilla

Paco Mora
sábado 09 de abril de 2016

Con animales como los lidiados esta tarde, el toreo se convierte en algo inodoro, incoloro e insípido y la Fiesta camina cuesta abajo sin remisión. Los ganaderos saben bien que el trapío no son los kilos ni la lamina, sino la fortaleza y la casta

Con corridas como la de hoy en Sevilla los mercenarios del antitaurinismo, acabarán dedicándose a la cría del gusano de la seda. Se quedarán sin mamandurria. Sus ataques serán innecesarios, porque el toreo caerá por su base: el toro. Los de Juan Pedro, flojos, descastados y sin opciones para el lucimiento, han hecho de un buen cartel un fiasco. Enrique Ponce ha sido en su primero un magnifico enfermero. Manzanares con sus lote no ha podido dar ni una cuarta parte de lo que lleva dentro, y ese cachorro de tigre que es Roca Rey, pese a su gran disposición, claridad de ideas y afán de triunfo ha pasado casi inédito. Con animales como los lidiados esta tarde, el toreo se convierte en algo inodoro, incoloro e insípido y la Fiesta camina cuesta abajo sin remisión. Los ganaderos saben bien que el trapío no son los kilos ni la lamina, sino la fortaleza y la casta. Y no vale tapar esas carencias con la romana porque el toro no debe soportar ni un kilo mas de los que corresponden a su andamiaje óseo.

Pero que nadie se rasgue las vestiduras. Si las figuras torean ese material de derribo es porque así lo exigen, ya que uno podría darles los nombres de cinco o seis hierros que garantizarían la emoción. Que les obligarían a un mayor riesgo y esfuerzo, claro que sí, pero ¿quién ha dicho que el toreo tiene que ser algo cómodo anodino e intrascendente? Si esos nuevos valores del toreo que pugnan por meter la cabeza en la primera fila, siguen compitiendo con los consagrados frente a animales de ese jaez, acabaran adocenados, aburridos y se tendrán que acostumbrar a oír como música de fondo a sus faenas los pitos y las protestas del público en vez de los pasodobles toreros. ¡Lástima de Feria, con la ilusión y la pujanza con que había comenzado este año! Buenos carteles, plaza hasta la bandera y ganas de aplaudir, se están trocando en bostezos, desilusión e incluso irritación.

“Aficionados, la fiesta esta en peligro acudir a salvarla”, fue la consigna que parodiando al alcalde de Móstoles ante la invasión napoleónica, sacó cuarenta mil almas a las calles de Valencia. Y aquello fue un éxito. Un éxito que no tienen derecho a malbaratar los ganaderos que crían “la vaca Amalia”, enclenque y burritonta. Afortunadamente hay ganaderos escrupulosos que crían el toro bravo, encastado, fuerte y con fiereza, pero que como los que pueden exigir le escurren el bulto y las empresas se plegan a sus exigencias, porque ahora son como los hombres orquesta que tocan todos los instrumentos a la vez, los tienen que echar a las fiestas del “bou al carrer” de los pueblos de Valencia, Castellón y Tarragona. Esto no se lo cargan los “antis”, sino corridas como la de hoy en Sevilla

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