MADRID.- FERIA DE SAN ISIDRO

Alarde de valor y raza de Rafaelillo, vuelta al ruedo de ley

El murciano se impone a carta cabal a un complicado toro de Adolfo y firma los momentos más emotivos del festejo
Íñigo Crespo
lunes 30 de mayo de 2016

Buen toreo al natural de Castella frente al quinto, ovacionado tras torearlo a cámara lenta.

GALERÍA FOTOGRÁFICA DE JAVIER ARROYO

VÍDEO RESUMEN DEL FESTEJO

LA OPINIÓN DE PACO MORA: “Público raro, raro, raro…”

Fotos: JAVIER ARROYO

La faena más intensa de la tarde la realizó Rafael Rubio “Rafaelillo” frente al cuarto adolfo de la tarde. Extraordinario el murciano con el toro. Exhibición de valor, de aplomo y de amor propio. Determinación brutal para estar como estuvo. Para hacer frente a las complicaciones del animal. El toro, bien hecho y enseñando las palas, tomó tres varas. En ellas se dejó parte de su fondo. Llegó a la muleta desarrollando sentido y parándose, negándose a embestir. Utilizó ese sentido para defenderse. Parecía imposible poder levantar aquello, pero a base de valor consciente, serenidad y una fe en sí mismo inquebrantable, se jugó la vida. Le pisó los terrenos al astado, ganándole siempre la acción y obligándole a tirar para adelante. Aguantó tarascadas, miradas y dos o tres parones en los que se dejó llegar los pitones a la barriga. Actuación de mucha entereza, con naturales sueltos buenos. Se vivió todo con tensión, asustando a la gente. Labor sin trampa ni cartón. Pinchazo y estocada en lo alto muy certera. Mereció la oreja. Dio la vuelta al ruedo.

El primero de Adolfo fue un toro noble pero muy bajo de raza y con la fuerza justa. Rafaelillo realizó una faena templada y académica, en la que los mejores pasajes llegaron sobre la mano diestra. No renunció a nada pero tampoco pudo brillar por la condición del toro. Dos pinchazos y estocada. Silencio tras aviso.

Toro manejable pero también bajo de raza el segundo. Cumplidor en el primer tercio, arrancándose de lejos. En la muleta desarrolló nobleza y bondad, cogiendo bien el engaño pero sin chispa. Faena limpia y premiosa la de Castella, con una buena tanda por el pitón derecho. Hubo temple, ligazón y algo más de embarullamiento al final, cuando se produjo también un desarme. El público midió con rigurosidad la colocación del francés. Estocada arriba. Palmas.

Toro noble, dócil y de mucha bondad el quinto. Castella lo toreó sin obligarle, muy con los vuelos, despacito, sin llegar a pasar nunca la línea de la emotividad por la sosa condición de su oponente. Toreó con academicismo y asiento, con mucha suavidad también. Hubo muletazos especialmente buenos por el lado izquierdo. Ese par de tandas con la zocata resultaron bien cosidas y ligadas. Tras dar muerte al de Adolfo, hubo una fuerte ovación con saludos tras leve petición.

El tercero fue un toro deslucido y además con un punto de complicación porque nunca fue metido en los engaños. Apretaba hacia adentro y medía mucho en cada embestida. Animal nada fácil. Labor de Escribano de más empeño que consistencia, iniciada a portagayola con una larga cambiada. Poco lucido en banderillas, el sevillano ejecutó un trasteo con algo bueno: intentó templar siempre al animal, que se quedaba corto. Sin embargo, hubo más solvencia que brillo. Mató de estocada defectuosa. Silencio.

De nuevo saludó a portagayola al sexto, un animal deslucido, que embistió con la cara alta y reponiendo, desrazado como toda la corrida. Tesonera faena de Escribano, con poco brillo. Cumplió y mejoró su imagen con los palos, destacando en el tercer par, ejecutado con riesgo por los adentros. Metido y tesonero el de Gerena frente al animal. Silencio tras aviso.

Madrid, lunes 30 de mayo de 2016. Feria de San Isidro. Toros de Adolfo Martín, bien presentados, en tipo, serios, con plaza y agresividad de pitones. Nobles, pero desrazados en conjunto. Tuvieron buena condición 1º, 2º y 5º, pero les faltó a todos mayor fondo y transmisión. Rafael Rubio “Rafaelillo”, silencio tras aviso y vuelta al ruedo tras petición y aviso; Sebastián Castella, palmas y ovación con saludos tras leve petición; y Manuel Escribano, silencio y silencio tras aviso. Entrada: Lleno. José Mora y Pascual Mellinas saludaron tras parear el cuarto.

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