El Palco

Manifestaciones antitaurinas

Rafael Comino Delgado
miércoles 06 de julio de 2016

Yo he visto, y sigo viendo, manifestaciones antitaurinas a mucha menor distancia de lo que la ley actual dispone. Por tanto, o la autoridad competente no cumple la ley o no la cumple la policía, si bien sospecho que la policía se limita a cumplir órdenes. Sólo se me ocurre exclamar, ¡que Dios nos coja confesados!

Es habitual, cuando se asiste a espectáculos taurinos, encontrarse con un grupo de antitaurinos en la puerta de la plaza, o muy cercanos a ella, con pancartas ofensivas para los taurinos, gritando, vociferando e insultando a los aficionados que acuden. Algunas veces he visto que llegan a la agresión física.

Ya nos hemos acostumbrado a este espectáculo, a que nos insulten, a que nos agredan y se soporta con estoicismo; más cuando alguien dice: ¡Son cuatro descerebrados! Lo cual es un error porque no son cuatro, son más y no todos son descerebrados, al menos los organizadores de la manifestación suelen ser vividores. Son más bien listillos que cobran por ello.

Hasta aquí todo es lo esperado, pues se ha hecho habitual por tanto ni merecería la pena detenerse en ello. Lo que me mueve a escribir sobre el tema es que, sin retrotraerme mucho en el tiempo, durante la pasada Feria de Algeciras pude ver algo inédito: una manifestación de antitaurinos en la misma puerta de la plaza (no habría más de 15-20 metros desde donde estaban a una puerta de entrada a los tendidos), pero con el agravante de que justo enfrente de ellos, a unos 10-12 metros, había otra manifestación protaurina. Unos frente a otros, aunque es cierto que la policía estaba allí vigilando, pero si a alguien se le cruzan los cables no respeta nada ni a nadie.

Bien, yo me pregunto: ¿Si algún exaltado de los antis, que han demostrado muchas veces su salvajismo, hubiera perdido el juicio y se hubiera lanzado a agredir a los oponentes, qué hubiera pasado? Pensando con cierta lógica resulta una insensatez, una gran irresponsabilidad, autorizar una manifestación antitaurina en las mismas narices de los aficionados. Uno puede pensar que los antitaurinos tienen derecho a expresar su opinión pero los aficionados tenemos derecho a no ser insultados. En tal caso, ¿cuál de los dos derechos prevalece? Parece ser que, como suele pasar en otros aspectos, en España prevalece el de los insultadores, el de los delincuentes.

De todo esto se infiere la gran irresponsabilidad de la autoridad que autorizó las manifestaciones. Primero es una insensatez y una acción claramente contraria a los taurinos permitir una manifestación anti en la puerta de la plaza el día de la corrida y a la misma hora. Está ignorando el derecho de los asistentes a no ser insultados y/o agredidos. Y si se ha permitido la de unos es de una irresponsabilidad inmensa permitir la de los otros a 10 metros.

Ante tamaño despropósito pregunté y se me dijo que la autorización de tales manifestaciones depende de la Delegación de Gobierno central y que la ley actual dispone que no puede haber manifestaciones antitaurinas a menos de 500 metros de la plaza. Pues bien, yo he visto, y sigo viendo, manifestaciones antitaurinas a mucha menor distancia (no más de 30-40 metros). Por tanto, o la autoridad competente no cumple la ley o no la cumple la policía, si bien sospecho que la policía se limita a cumplir órdenes. Sólo se me ocurre exclamar, ¡que Dios nos coja confesados!

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