Oreja para la terna con una buena victorinada

Salvo el peligroso primero, los demás victorinos se dejaron torear y fueron buenos para los toreros. Rafaelilo paseó una oreja del cuarto tras cuajarlo al natural. Luis Bolívar toreó relajado al noble quinto mientras que Alberto Aguilar estuvo muy valiente y decidido en ambos toros y perdió la puerta grande por la espada en el último.

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Tras romper el paseíllo una amplio grupo perteneciente a la Unión de taurinos y aficionados de Catalunya mostró sus banderas reivindicando la Fiesta en su comunidad y que fueron fuertemente ovacionados. Previamente al festejo se manifestaron frente a la plaza de toros.

Rafaelillo se las vio con un primer Victorino muy agarrado al piso, de corto viaje, sin romper hacia adelante y quedándose peligrosamente debajo del torero. Lo intentó el murciano sobre el pitón izquierdo, el más potable, a base de tirar y tragar lo suyo. No alargó mucho la faena viendo las pocas posibilidades que tenía el toro. Mató de una contundente estocada que cayó ligeramente desprendida.

Rafaelillo lo intentó pero el victorino no dio muchas opciones.

Se dejó torear el segundo victorino, que humilló y se desplazó sobre todo por el pitón izquierdo aunque con muy poca transmisión. Luis Bolívar basó su faena sobre ese lado de manera aseada pero sin comprometerse. No transmitió mucho su toreo a los tendidos. Mató de dos estocadas muy caídas.

Luis Bolívar no terminó de cuajar al que hizo segundo.

Alberto Aguilar realizó una faena de más a menos a un victorino bueno, que tuvo movilidad y embistió con profundidad, sabiendo eso sí, lo que se dejaba detrás. Salió el madrileño con la disposición del que quiere triunfar, muy comprometido y toreando sobre la diestra con mucha verdad en muletazos en donde el toro se fue largo. Dejó algún natural de buena factura pero un desarme, marcó un punto y aparte en la faena. Le faltó romperse con el toro al final y rematar mejor la faena. Mató de una estocada y tras una petición sin demasiado entusiasmo le dieron una oreja.

Alberto Aguilar reaparecía tras la cornada de Valencia y lo hizo con éxito.

Tuvo calidad el cuarto victorino de la tarde por el pitón izquierdo, por donde embistió despacito, con clase y humillado. Rafaelillo aprovechó ese lado para torear bien al natural, sobresaliendo algunos momentos en los que el murciano toreó más relajado y confiado, gustándose incluso en un toreo muy de frente. Tras un pinchazo mató de una buena estocada que le valió la oreja.

Rafaelillo se templó con la zocata durante la lidia del cuarto.

Fue un toro de extrema nobleza, dulzura y embestida pastueña el quinto, fácil para el torero. Embistió humillado y con un temple exquisito. El único pero fue la falta de fuerzas aunque Luis Bolívar no lo atacó ni obligó en ningún momento, toreando muy para el toro casi a media altura. Muy relajado estuvo el torero que lo llevó muy despacito y embebido en la muleta. Lo cuajó por ambos pitones. Mató de una estocada de efecto fulminante que le valió la oreja.

Mejoró mucho Bolívar la imagen en el pastueño victorino que hizo quinto.

Otro buen toro fue el último de la tarde y de la Feria, un victorino que se dejó torear y aunque reponía un poco, permitió a Alberto Aguilar dejar tandas de toreo muy reunido sobre todo por el pitón derecho. Estuvo con muchas ganas el madrileño que cuajó bien al toro. La faena tuvo limpieza y conexión en los tendidos. Perdió la puerta grande con los aceros, dejando un pinchazo hondo y varios golpes de descabello.

Alberto Aguilar pudo haber salido a hombros pero los aceros le dejaron sin premio en el último de la feria.

Castellón, domingo 3. Toros de Victorino Martín, 1º agarrado al piso, 2º manejable, 3º bueno, 4º con calidad por el izquierdo, 5º con calidad y nobleza, y 6º con opciones. RAFAELILLO: Ovación y oreja; LUIS BOLÍVAR: Silencio y oreja; ALBERTO AGUILAR: Oreja y palmas de despedida. Entrada: Más de media plaza.