El Palco

Principios devaluados

Rafael Comino Delgado
lunes 12 de diciembre de 2011

Los principios que rigen y enaltecen el toreo son, en mi opinión, verdad, ética, dignidad, seriedad y respeto.En el torero todo es, o debe ser, verdad; las cornadas y la muerte no son fingidas, aunque siempre…

Los principios que rigen y enaltecen el toreo son, en mi opinión, verdad, ética, dignidad, seriedad y respeto. En el torero todo es, o debe ser, verdad; las cornadas y la muerte no son fingidas, aunque siempre ha habido desaprensivos que han intentado lucrarse con el fraude, pero ello es la excepción y no la norma. Se hace dentro de una ética, pues al toro se le da la oportunidad de luchar y expresar su bravura; como dice Francis Wolff, “el toreo es un bien ético y moral”. Es digno el torero pero también el toro, animal irracional, al que se le concede la prerrogativa de digno adversario del hombre. ¿Les parece poco serio jugarse la vida? Dentro del mundo del toreo hay gran respeto entre los profesionales y de éstos hacia el toro, que a mi entender debe ser el más respetado.

Pero desafortunadamente en los tiempos actuales estos principios, en nuestra sociedad española de forma muy marcada, están sensiblemente devaluados. Con respecto a la verdad hoy se piensa que “la mentira es más rentable”; lo vemos a diario, especialmente entre algunos políticos, que mienten constantemente. De la ética se piensa que no sirve para nada, por lo que la moral es ignorada. La dignidad es un valor molesto, pues todo tiene un valor material; todo vale, incluso contar en televisión las más rastreras miserias, a cambio de dinero. De la seriedad se piensa que todo cambia, por tanto la palabra dada un día no vale nada al día siguiente. Finalmente el respeto es un concepto ignorado en nuestra sociedad; nadie respeta nada ni a nadie, ni siquiera a los padres o a las personas mayores.

Como se comprenderá fácilmente, con esta profunda crisis de valores es, hasta cierto punto, lógico que el toreo, paradigma de estos principios, pierda adeptos, sobre todo entre los más jóvenes, que no han conocido tiempos en los que dichos valores eran considerados objetivo de la mayoría de los seres humanos.

Por otra parte, el toreo exige gran sacrifico y capacidad de sufrimiento, pero nuestra sociedad predica y busca justamente lo contrario. Tengo la esperanza y el convencimiento de que esta crisis de valores, que son raíces de nuestra civilización y cultura, inherentes a la grandeza de espíritu, pasará, y algún día volverán a imperar en nuestra maltrecha sociedad, y entonces al toreo se le reconocerá su grandeza.

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