LA PÁGINA DE MANOLO MOLÉS
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2021: un año clave para el futuro

Manolo Molés
lunes 30 de noviembre de 2020

Este invierno nos trae el frío de la incertidumbre. ¿Qué pasará en el año segundo de la jodida pandemia? De momento ha hecho mella en muchos estamentos de la Fiesta. Año negro para los subalternos, años gris para la mayoría de los matadores, año triste para la afición. Y año duro, como un bajonazo, para los ganaderos. Nadie como ellos aguantaría este apocalipsis. Hay que meditar muchas cosas. La pérdida de ingresos durante un año es un bajonazo al trabajo y a la importancia de los criadores de toros bravos. Año de matadero en lugar de toros en las plazas.

Todos llevan ya el rejonazo de la pandemia; pero los ganaderos tienen que solucionar dos frentes en esta batalla. No venden y no cobran; si no hay pasto ni dinero, no queda otra que el matadero. Se van a achicar muchas ganaderías. Y van a desaparecer o mermar mucho otras tantas. Ruina para el que cría. La Fiesta también sale perdiendo porque si hay menos toros también baja el número de corridas eso supone problemas para el ganadero y problemas para los actuantes. Estamos viviendo el año más ciego y con más dudas de hace mucho tiempo. Lo peor es que no sabemos qué sucederá en enero, en febrero, etc. Yo animo a que echemos al río del olvido la tristeza, el no creer que vendrán tiempos mejores.

Vendrán pronto, espero, tiempos mejores. Tenemos ferias grandes, empresarios con ganas, toros en el campo, toreros que llevan un año casi caninos y que tienen hambre de triunfos. No quiero asegurar nada pero tampoco quiero que la otra pandemia, la de la tristeza, la negatividad, la claudicación, se apodere de los aficionados. Pero eso sí, hay que moverse, unirse, levantarse, mirar por la ventana del futuro y que no quede ni por ti ni por mí. La Fiesta tiene que oler otra vez a Fiesta. No a derrota. Que renazca la Fiesta. 2021 es un año clave para el futuro.

Me alegra comprobar que Francia sigue dando ejemplo para paliar las ausencias y las medias soluciones. Ahí están Simón Casas y Juan Bautista. Y ahora aparece Bernard Marsella en Istres, que en lugar de reducir quiere duplicar los festejos para la temporada de 2021. El carro empieza a girar y eso es sinónimo de alegría y esperanza

Lo llevo sintiendo y escribiendo hace tiempo pero parece que molesta. Y la realidad es la verdad y me parece sano airearla. Abro APLAUSOS y en su cabecera me alegra comprobar que Francia sigue dando ejemplo para paliar las ausencias y las medias soluciones. Ahí están los grupos de Simón Casas y los de Juan Bautista formando bloques y aumentando el número y cantidad de festejos. Qué bueno y qué sano es comprobar que al final ganan los que apuestan y se lo curran. Si no hay otro desastre universal, las Galias van a aumentar tardes y mañanas de toros por encima de los últimos años. Hay ganas, empresarios que compiten, qué buena es la competencia. De repente aparece Istres. La conozco. Es un pueblo bello pero chico, una plaza moderna, personal y torera. Una feria simpática y punto. Ahora, Bernard Marsella, se ha reunido con el alcalde de la ciudad, François Bernardini, y en lugar de reducir “por si viene el coronavirus o el miedo a la pandemia”, quieren para 2021 duplicar los festejos para la temporada. Recortar no. Duplicar. Una maravilla para el Palio coqueto y torero. Apunten festejos: 18, 19 y 29 de junio. Más el 1 de agosto y el 17 de octubre. ¿Medidas sanitarias? Las que marquen en cada momento. Pero el carro empieza a girar y eso es sinónimo de alegría y esperanza.

Algunos pensarán que es mejor la prudencia, empezar por la mitad o la tercera parte. Yo creo que es el momento de devolver la fe y la afición al público, y de que todos arranquemos el nuevo año con espíritu positivo. Luego la pandemia que mandan de arriba, y la pandemia política, nos darán una alegría o se cargará de raíz los buenos deseos

Luego pasará lo que tenga que pasar pero ese ejemplo francés marca la buena intención, los deseos de que los aficionados tengan ilusión y una cartelería con más festejos que en tiempos de sol y moscas. O sea, ilusionar a la gente con ferias que si sale todo bien serán fantásticas; y si lo jode todo otra vez el bicho, pues no hay nada que hacer. A mí me gustaría que Castellón, Valencia, Sevilla, Madrid, etc. plantearan carteles como esas plazas se merecen, y si luego todo va bien la gente acudirá, que ganas tiene, a las plazas con toda seguridad. Lo que no me agrada es que tiremos la toalla antes de ducharnos. Algunos pensarán que es mejor la prudencia, empezar por la mitad o la tercera parte, etc. Yo creo que es el momento de devolver la fe y la afición al público, y de que todos arranquemos el nuevo año con espíritu positivo. Luego la pandemia que mandan de arriba, y la pandemia política, nos darán una alegría o se cargará de raíz los buenos deseos. En el arranque del nuevo año, cuando hagamos cola para la vacuna y salga el sol de la tranquilidad (si es que todavía existe), esas ferias nos devolverán la fe y el gozo. Porque hay millones de aficionados de toros los sexos y condición que desean que se abra el portón de las ferias y la vida. Y que salga el toro. Y que no salgan más políticos amargándonos la vida. Por cierto, los toreros arriesgan pero tal y como está el patio, “más cornás dan los políticos”. Sean del encaste que sean. Hay más resabiados que nobles o bravos. Si esto fuera serio muchos de ellos deberían volver al corral. Florito lo arreglaba en un rato.

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