Miremos la vida: confortable. Predecible. Duermes, comes, caminas, sigues viviendo, como esa hormiga laboriosa que no equivoca jamás rumbo o camino, sin vacilar nunca, ahora adelante, luego girará a la izquierda y luego a la derecha. La rata de laboratorio que a la misma hora empuja su palanca para recibir la ración de maíz. El menú del día del mismo lugar cinco días por semana, cuatro semanas al mes, doce meses al año. Miremos la vida: donde dormir no es para soñar, sino para aislar tanta monotonía llamada vida. Confort.
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