Cuando llegan estas fechas, la memoria da saltos hacia atrás, seguramente en busca de momentos más felices o de los tiempos perdidos definitivamente, y por supuesto de todo punto irrecuperables. Se suelen revivir incluso hasta los olores y los sabores. No ocurre igual con los colores, porque el pasado siempre tiene un desvaído color sepia.
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