La semana ha estado marcada por la Aste Nagusia. Y ya se sabe que cuando llega Bilbao se aprieta todo. Son los efectos del toro. También de los toreros que llegadas las Corridas Generales saben que están ante la penúltima ocasión para darle un empujón a sus temporadas. Claro que los triunfos en otras plazas valen y que es necesario triunfar en todas las plazas y que cuanto más mejor pero el penúltimo sitio del año que cotiza en bolsa, es Vista Alegre.
Eso es así desde que el toreo se hornea a la moderna: Fallas, Abril, San Isidro y las Corridas Generales, cuatro plazos, cuatro tragos, cuatro selectivos a superar, deberes para los grandes, oportunidad para los que lo quieren ser. Así que las gentes de coleta cuando llegan a Bilbao aprietan un huevo contra otro, el que puede, meten el hombro, sacan la inspiración, los que la tengan, y muestran al mundo sus galones o su pobre realidad de tal manera que se ven las luces y las calvas que de todo hay. Juli, Perera, Fandiño, Ponce, Fortes… pusieron la luz, variedad de estilos y edades, son gente que llega y gente que se está yendo, toreros de una pieza que aguantaron el peso del gran Bilbao con la fortaleza de los grandes.
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