Se fue septiembre, el último mes grande y taurino de una temporada claramente anémica. Ahora esperaremos a que las estadísticas nos den la realidad de los festejos perdidos en un año. Van a ser muchos, demasiados. Me temo que hemos perdido más de un treinta por ciento aunque hay pesimistas que ya hablan de que nos hemos quedado en la mitad. O menos. Sobre todo en los festejos menores y en el decaímiento de los Ayuntamientos medianos. Esperemos las cuentas que no van a ser las de gran capitán. Las cuentas de un sector que estará en cabeza de los más perjudicados.
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