Jorge Molina es toledano de nacimiento, debutó con picadores justo antes de la pandemia y como muchos otros compañeros se vio afectado por el parón, no se arrugó y siguió entrenando. Esa lucha y perseverancia le han llevado a conseguir ser el triunfador del Alfarero de Oro, uno de los certámenes de novilleros más prestigiosos. Sitúa el entrenamiento y la mentalización como claves del éxito, hablamos con él para saber quién es, de dónde viene y hacia dónde quiere ir.
-Pregunta obligada, ¿de dónde viene Jorge Molina?
-Vengo de un pueblo de Toledo, de Torrijos. Mi familia es una familia normal, sin demasiada afición taurina a excepción de mi abuelo, él fue quien me inculcó la afición, era a quien más le gustaban, siempre he estado viendo los toros en su casa. Además, me hablaba de un hermano suyo que llegó a ser novillero y luego banderillero, yo no le llegué a conocer. Poco a poco fue aumentando mi afición y me apunté a la Escuela Taurina de Toledo y luego a la de Madrid y así poco a poco hasta hoy.
-Ser el triunfador del Alfarero de Oro son palabras mayores, ¿cómo viviste esa tarde en Villaseca?
-Pues iba muy mentalizado e ilusionado desde que me anunciaron. Para mí Villaseca era como mi Madrid, muy pocos me conocían y era súper importante dar un golpe encima de la mesa esa tarde. Fui pensando siempre en que debía ser muy importante para mí esa fecha. Disfruté mucho desde que me vestí de torero hasta que me puse delante de los animales. Con los novillos he de decir que es uno de los días que más centrado he estado. La verdad es que estoy contento por lo conseguido, sé que debo seguir la misma línea y no bajarme del carro.
-La novillada de Cebada Gago le permitió ese triunfo, ¿cómo definiría sus faenas?
-La novillada en general fue buena y dio opciones de triunfo. El primero fue bastante bueno por los dos pitones, hubo momento importantes en los que pude ligar muletazos y coger el ritmo de la embestida. Me dejó disfrutar mucho y lograr una faena buena. El segundo quizá fue más difícil pero sacó fondo al final y pude estar a gusto, sobre todo por el pitón derecho. Las dos últimas tandas, con más transmisión, fueron las que me hicieron cortar esas dos orejas
-Es probable que algunos aficionados le hayan descubierto gracias a Villaseca, para el que no le conozca, ¿cómo describe su toreo o qué concepto es el que tiene en mente?
-Mi concepto yo creo que es clásico, de toreros de antes como Julio Robles o El Viti, en los que yo me fijo mucho y me gusta tenerlos como espejo. Un toreo muy puro, muy asentado en las zapatillas, en definitiva, muy clásico.
Jorge Molina durante la tarde de Villaseca, donde toreó encajado y cortó un total de tres trofeos
-Debutó con picadores hace tres temporadas -justo antes de la pandemia-, entre el parón y la reducción de festejos, sus actuaciones han sido más bien escasas, ¿cómo afronta mentalmente un novillero esa situación y encima proclamarse triunfador del Alfarero?
-Sí, debuté el 7 de septiembre de 2019 y toreé tres novilladas picadas. El año de la pandemia no me vestí de luces y ya hasta el año siguiente. Durante este tiempo me he ido formando poco a poco en el campo y la gente que me rodea también me ha animado mucho. Llegar a Villaseca y dar ese golpe creo que viene de un trabajo de tiempo, sobre todo entrenamientos de salón y campo, profundizando en mi concepto y mis maneras. Villaseca llegó en el momento idóneo y lo intenté aprovechar, creo que así fue.
-Este año ha empezado a rodar de manera más continuada pero todavía sin pisar los puertos de montaña, ¿será el próximo año cuando le veamos en Madrid?
-Me hace ilusión pisar plazas tan importantes como Madrid, Bilbao o Valencia, sitios en los que todo torero sueña con ir y triunfar. Este año, por circunstancias, no he podido debutar en Madrid, al principio sí me daba rabia porque salían los carteles y no me veía anunciado pero ahora no me importa tanto, estoy ilusionado con esta temporada, acabarla bien y contento. Deseo el año que viene poder pisar esa plaza, todos los días que entreno se me pasa por la cabeza ese ruedo y ojalá que sea la temporada que viene cuando llegue la presentación.
-Está terminando la temporada, ¿cómo encara la recta final y qué le queda por delante?
-Lo que quiero es acabar como estoy ahora, seguir transmitiendo esa ilusión a la gente que me ayuda y al aficionado mostrarle que soy un torero al que hay que seguir. Sé que estoy bastante nuevo y hay cosas por pulir, debo mejorar muchas cosas para dar una mejor imagen de mí pero quiero que los aficionados estén pendientes. Quiero dejar una imagen buena para que el año que viene muchas plazas me den la oportunidad de pisarlas y así seguir dando guerra.
-Seguro que después de saltar la noticia de Villaseca, sonaría el teléfono. ¿Ya hay cosas concretas para empezar 2023 con buen pie?
-Yo no me meto mucho en eso, he recibido muchas llamadas para darme la enhorabuena de amigos y de gente que sin conocerme quería felicitarme pero llamadas para algún contrato... a mí no me han llamado. Hablando con mi apoderado José María Alonso sí me ha dicho que la cosa pinta bien para la próxima temporada. Me dijo que siguiera luchando y que dejara buena imagen para que el año que viene sea más fácil ir a sitios importantes.
-Pasará el invierno y arrancará una nueva temporada, seguramente gracias al triunfo del Alfarero muchos aficionados o profesionales le observarán con lupa, ¿cómo se va a preparar para ello?
-Creo que tampoco puedo cambiar mucho la manera de entrenar, tal y como lo estoy haciendo ahora me está funcionando. Imagino que ya que para los novilleros es más complicado, el hecho de ganar el Alfarero puede que me abra algún hueco más en tentaderos y si no seguiré haciendo el campo que pueda y con mi mentalización. Lo importante es tener claro en mi cabeza lo que quiero conseguir, estar centrado y seguir con el mismo trabajo. El tener más responsabilidad o que el aficionado te exija más también te motiva para esos días que sea más difícil o te de más pereza entrenar poder decir: "Vamos para adelante".