El maestro Enrique Ponce, el talentoso Ponce, el valiente Ponce, uno de los toreros más largos de la historia, un prodigio de intensa longevidad, treinta años ininterrumpidos en la cumbre -nadie lideró tantos años el escalafón, nadie/pocos llevaron la tensión de la responsabilidad de primera figura a esos límites- vuelve a los ruedos tras una pausa de tres temporadas. Será por Pentecostés en Nimes y ya hay runrún de acontecimiento grande, lo que se merece un torero de su dimensión. Y será como el propio maestro avisa, un “Hola y adiós”.